Miembros de las fuerzas de seguridad libanesas observan la masiva congregación prosiria.
EFEBEIRUT.- Miles de personas, provenientes de todo Líbano, arribaron este viernes a Beirut para participar de una manifestación convocada por el movimiento chiita Hezbolá y la alianza prosiria para exigir la renuncia del Primer Ministro, Fuad Siniora.
Con la intención de realizar una protesta de varios días, los seguidores de Hezbolá, del movimiento chiita Amal y del líder de la oposición cristiana Michel Aoun se congregaron con tiendas y colchones en el centro de la capital.
Los manifestantes bloquearon las calles alrededor del Palacio de Gobierno y exigieron la renuncia de Siniora, quien se encuentra dentro del edificio junto a varios de sus ministros.
Se proclamaron consignas antiestadounidenses y se difundieron por radio partes del discurso del líder de movimiento radical Hezbolá Hassan Nasrallah, en el que criticaba duramente al gobierno de Siniora.
"Nuestros seguidores permanecerán aquí hasta que hagan caer el gobierno de Siniora", dijo uno de los organizadores de la protesta.
Por su parte, miles de integrantes de las fuerzas de seguridad fueron desplegados en las principales vías de acceso a Beirut.
Desde el asesinato el 21 de noviembre del ministro de Industria antisirio Pierre Gemayel, varios ministros y otros funcionarios permanecen en el edifico del Parlamento por motivos de seguridad.
"Cientos de miles de chiitas y miles de cristianos" siguieron la convocatoria, dijo Aoun. Sin embargo, aclaró que el pedido de renuncia del jefe de gobierno sunita no tiene relación con su creencia religiosa.
"Exijo la renuncia de Siniora y sus ministros y que se conforme un gobierno de unidad nacional, ya que es la única solución", dijo el líder cristiano.
De acuerdo al sistema de proporcionalidad religiosa en Líbano, el Primer Ministro debe ser sunita, el presidente del Parlamento chiita y el Presidente del país un cristiano maronita.
En la noche del jueves Siniora llamó a "no tener miedo ni desesperarse". La mayoría en el gobierno defenderá la "democracia y la libertad", agregó.
Al mismo tiempo culpó a la oposición de querer hacer caer al gobierno para evitar el esclarecimiento de los atentandos de los últimos dos años y en los que al parecer estuvo involucrada Siria, entre ellos el asesinato del ex Primer Ministro Rafik Hariri, el 14 de febrero de 2005.
Por su parte, el líder druso Walid Jumblatt, quien integra la alianza antisiria, pidió a los libaneses permanecer en sus hogares y colocar banderas libanesas en sus viviendas.
Hezbolá y sus aliados intentan que Líbano pase a "la tutela de Siria", dijo.
Muchos libaneses que no participaban de las manifestaciones temen que se agudice el conflicto e incluso que se llegue a una guerra civil.
Funcionarios de bancos informaron que muchos ciudadanos retiraron dinero local de sus cuentas y lo cambiaron por dólares.
Muchos libaneses temen que el conflicto entre los grupos pro y antisirios en el país conduzcan a otra sangrienta guerra civil, como la que vivió Líbano entre 1975 y 1990.
Si bien no hay cifras oficiales del número de manifestantes, testigos presenciales indicaron que había más gente que en el entierro de Gemayel, una cita que fue utilizada por fuerzas antisirias como una manifestación de poder.