BEIJING.- A pesar de los avances de la ciencia, fueron los brazos del hombre más alto del mundo, un pastor de la región china de Mongolia interior, los que permitieron salvar a dos delfines de un acuario que habían tragado plástico de su piscina.
Los hechos ocurrieron en Fushun, en la provincia nororiental de Liaoning, cuando los cetáceos se tragaron, de forma inexplicable, las almohadillas de plástico colocadas como barrera en su piscina.
El acuario recurrió a un equipo de veterinarios para operar a los animales y extraer el material pero la contracción de los estómagos imposibilitó la cirugía, lo que llevó a los especialistas a idear una solución más sencilla y efectiva: meterles la mano y sacar las almohadillas, para lo cual hacía falta un brazo de al menos un metro de largo.
La salvación llegó de la mano de Bao Xishun, un pastor de 54 años y 2,36 metros de altura afectado de gigantismo y considerado desde el año pasado el hombre más alto del mundo, que metió el brazo en las gargantas de los delfines mientras un equipo de más de diez personas agarraban las mandíbulas de los delfines para evitar mordiscos.
Aunque Bao no pudo sacar completamente las almohadillas de los estómagos de los cetáceos, los animales se encuentran ya fuera de peligro y podrán digerir los restos del plástico de forma natural, informó uno de los veterinarios.