GINEBRA.- Naciones Unidas presentó hoy su plan de trabajo para Sudán en 2007, que requerirá una financiación de 1.800 millones de dólares, de los que más de una tercera parte se destinarán a la asistencia humanitaria en Darfur, mientras que el resto servirán para consolidar la paz en el sur y este del país.
El representante especial adjunto de la ONU para Sudán, Manuel Aranda da Silva, reconoció que con esa petición financiera se pide a la comunidad internacional "una inversión arriesgada, pero que generará enormes beneficios" y advirtió de que "la alternativa es tan dramática que podría significar el desastre total en Sudán".
En referencia a la convulsa región de Darfur (oeste del país), Aranda sostuvo que la cooperación internacional ha permitido que, a pesar de la profunda crisis humanitaria que allí se registra, se hayan conseguido mejoras importantes en términos de nutrición y mortalidad.
Indicó, por ejemplo, que "la malnutrición se ha contenido y estabilizado", de modo que ha pasado de un 35% en 2004 -una proporción tres veces superior al máximo aceptable- al 15% el pasado noviembre.
Sin embargo, alertó que "aquellos que hasta ahora no han muerto están en peligro si la seguridad no mejora" y relató que los ataques contra la población civil y el personal humanitario han llevado a la ONU a reducir significativamente su presencia en Darfur con respecto a tres meses atrás y a retirarse de siete áreas.
El representante de la ONU aclaró que, por ahora, ello no ha afectado a la supervivencia de la población de Darfur debido a que, en previsión de la situación actual, el pasado mes se distribuyeron alimentos para dos meses, pero fue enfático en señalar que "no podemos operar de este modo para siempre".
Situación ha empeorado
Precisó que las posibilidades de acceso a los 4 millones de personas afectadas por la violencia "han empeorado en 2006" con respecto al año pasado y que, tras haber logrado un acceso al 80 por ciento de ellos en 2005, los datos más recientes indican que ahora sólo se puede llegar como mucho al 60 por ciento.
Además, el personal de socorro "no puede movilizarse libremente por el 95 por ciento de rutas", añadió.
El ministro de Cooperación Internacional de Sudán, Al Tigani Salih Fedail, quien participó en Ginebra en la presentación del plan de trabajo de la ONU para su país, dijo que su Gobierno ha demostrado voluntad política de querer resolver los conflictos en su territorio a través de acuerdos de paz.
Se refería así al que en 2004 puso fin a 20 años de guerra civil en el sur de Sudán y al que se suscribió el pasado mayo con la intención de poner fin al conflicto armado que desde 2003 ha causado 200.000 muertos y más de 2 millones de desplazados en Darfur, pero que fue rechazado por algunos grupos rebeldes.
Salih Fedail acusó a esas facciones de "socavar el proceso de paz" y rechazó las acusaciones que últimamente han hecho altos representantes de la ONU al Gobierno de Jartum por no proteger a la población civil ni a los trabajadores humanitarios de ataques armados, ni haber actuado contra la impunidad.
Según el ministro, la imposibilidad de detener la violencia en Darfur se debe a la circulación masiva de armas en esa región, que -agregó- también es difícil de vigilar por su extensión, que equivale a la de todo el territorio francés.
No obstante, negó que una fuerza de paz liderada por la ONU pudiera contribuir a mejorar esa situación, señalando que los 140.000 soldados de las fuerzas de la coalición que están presentes en Irak no han sido capaces de llevar la paz a ese país.
Aparte de Darfur, Naciones Unidas pretende dirigir buena parte de sus fondos a la reconstrucción y recuperación del sur del país, a donde espera que retornen en 2007 unos 600.000 desplazados y refugiados, que se sumarían al millón que ya ha regresado en los dos últimos años.