BUENOS AIRES.- El tráfico de mujeres para la prostitución genera ganancias anuales por 16.000 millones de dólares en América Latina, según cálculos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Las ganancias de los proxenetas en la región "es casi la mitad de lo que se calcula que genera globalmente esa actividad", apuntó el director de la OIM para el Cono Sur americano, Eugenio Ambrosi, en una entrevista que publica hoy el diario "Página 12" de Buenos Aires.
La prostitución femenina "se disputa el segundo lugar con el tráfico de armas como el negocio ilegal que más dinero mueve después del narcotráfico", advirtió Ambrosi.
El director de la OIM para el Cono Sur americano se lamentó de que el tráfico de mujeres tiene "la ventaja" de que "la logística y la inversión son mucho menores" que las de otros negocios ilícitos y subrayó que "hay una conexión" entre el narcotráfico y el tráfico de personas.
"Varias veces las víctimas de trata son reclutadas para traficar drogas", destacó.
"Hay una red muy bien organizada, con capacidad de reclutar y utilizar mujeres por todos lados para satisfacer los requerimientos del mercado", advirtió Ambrosi, para quien "algo habría que hacer para perseguir a los clientes".
Ambrosi dijo que en Argentina "hay mucha demanda" de prostitutas "por una cuestión cultural, como en otras partes del mundo, particularmente en América Latina".
"No tenemos informaciones que nos indiquen un número importante de argentinas enviadas al extranjero. Sí, en cambio, hay paraguayas y brasileñas que son vendidas fuera de sus países", apuntó.
El responsable de la OIM para Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay señaló que un proxeneta "tiene una ganancia neta de 13.000 dólares al año" por cada mujer que explota.
"Es una ganancia muy importante con una inversión muy baja", matizó, después de subrayar que "es horrible" usar términos como "vender" "cotizar" o "mercado" cuando se habla de personas que son explotadas.
"No tenemos ningún elemento para decir que hay una actuación sistemática de la policía o de autoridades para darles seguridad (a los proxenetas), pero puede haber complicidad de individuos que por su propia función pública, sean policías o funcionarios, hacen más fácil el crimen", remarcó Ambrosi.