BATTAMBANG.- Las ratas son un horror para la mayoría de restaurantes, pero en la provincia camboyana de Battambang son consideradas una delikatessen.
A los que gustan de estos roedores, que se alimentan en los campos de arroz, los comen a la parrilla, pero también fritos o cocinados con hierbas, limón, cúrcuma y ajo.
En Battambang, a 300 kilómetros al norte de la capital, Phnom Penh, se encuentra el granero de arroz del país. Y con la cosecha de arroz arranca la temporada de la carne de rata, que para los comerciantes supone un suculento negocio.
Probablemente, la carne de rata se conviritió en una exquisitez durante el régimen de los jmeres rojos que lideró Polt Pot (1975- 1979), cuando hubo una enorme escasez.
Según los vendedores, los entusiastas de este tipo de carne pertenecen a todas las clases socialesy en un restaurante corriente se pueden llegar a servir dos kilos de carne de rata en una noche.