BERLIN.- Un muro de 12 kilómetros y 2,5 metros de altura comenzó a ser construido en Heiligendamm, sobre el Mar Báltico, para proteger en junio a los gobernantes del Grupo de los 8 países más ricos (G-8), en lo que opositores de izquierda ya comenzaron a llamar, con ironía, nuevo muro de Berlín.
Las medidas de seguridad para esa cumbre, que causan gastos millonarios, comenzaron con seis meses de anticipación y motivaron controversias políticas y manifestaciones, así como algunas acciones de violencia.
El gobierno alemán dice tener indicios de que las protestas de fuerzas de izquierda y grupos contrarios a la globalización serán violentas y amenazarán la seguridad de los participantes y sus comitivas.
Grupos pacifistas y contrarios a la globalización protestaron el lunes y hoy por el comienzo de los trabajos de la construcción del muro, que compararon con el de Berlín para burlarse de los gobiernos occidentales que describen su caída y la unificación de Alemania como un avance de la libertad.
Alemania asumió en enero la presidencia de turno del G-8, que es anual, y la semestral de la Unión Europea.
Como país organizador de la cumbre, decidió construir la muralla y aislar completamente la zona de los trabajos de la cumbre, que se hará del 6 al 8 de junio sobre la costa báltica, que hace 17 años estaba en jurisdicción de Alemania comunista.
La muralla metálica se apoyará en grandes bases de cemento y a lo largo de sus 12 kilómetros serán instaladas cámaras y otros aparatos sofisticados para que detecten toda clase de movimientos de personas.
Los costos de esta barrera fueron estimados en 12,5 millones de euros.