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Presidente Daniel Ortega despierta temores de regreso al pasado en Nicaragua

Intelectuales, analistas, políticos y la prensa lo acusan de autoritario y critican sus primeras reuniones con Hugo Chávez y el mandatario iraní, Mahmud Ahmadinejad.

20 de Enero de 2007 | 12:41 | EFE

Managua.- El retorno de Daniel Ortega al poder en Nicaragua, tras 17 años de "gobernar desde abajo", ha comenzado a despertar resquemores entre intelectuales, analistas, políticos y la prensa nicaragüense.


Ortega, un antiguo guerrillero marxista de 61 años, que con puño de hierro gobernó Nicaragua, primero como coordinador de la Junta de Gobierno de Reconstrucción (1979-1984), y luego como jefe de Estado (1985-1990), ha sido duramente criticado por estos sectores en sus primeros diez días de mandato.


A Ortega, sus críticos lo acusan de ser "autoritario" al imponer reformas urgentes al Ejecutivo y congelar enmiendas constitucionales para controlar más poder. También lo acusan de pretender involucrar a Nicaragua en medio de un conflicto geopolítico internacional al recibir "con honores", en sus primeros días como presidente constitucional, a dos acérrimos enemigos de Estados Unidos: Venezuela e Irán.


La Venezuela de Hugo Chávez, y la República Islámica de Irán, se han convertido en los principales aliados de la Nicaragua de Ortega, al ofrecer millonarias ayudas a este país, situado en el segundo lugar más pobre de América Latina, superado sólo por Haití.


Chávez fue el protagonista principal de la investidura de Ortega, la cual se inició con horas de retraso en espera del flamante jefe de Estado venezolano."Al retrasar del acto institucional al que asistieron otros 13 jefes de Estado y más de 60 delegaciones internacionales, Ortega envió un mensaje claro sobre el orden de sus prioridades en política exterior",opinó el periodista Carlos F. Chamorro, director de la revista "Confidencial" e hijo de la ex presidenta nicaragüense Violeta Barrios (1990-1997).


Chávez logró, un día después, que Ortega sumara a Nicaragua, junto a Bolivia, Cuba y Venezuela, al proyecto Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), que Caracas impulsa ante el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), que promueve EEUU.


Tres días después de su asunción al poder, Ortega recibió al presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, quien realizó una gira por Latinoamérica que lo llevó por Venezuela, Nicaragua y Ecuador.


El primer anuncio que hicieron ambos Gobiernos fue la reapertura de sus embajadas en Managua y Teherán. Tanto Chávez como Ahmadinejad se declararon "hermanos" de Ortega y afirmaron que Nicaragua apoyará y denunciará su campaña contra el "imperialismo mundial".


Ortega, sin embargo, ha sido prudente y en público, al menos, no se ha comprometido a respaldar las posiciones de Venezuela e Irán, y muy por el contrario ha reafirmado que su compromiso es "conspirar" contra la pobreza en Nicaragua.


Según analistas locales consultados por Acan-Efe, Ortega se está manejando entre "Dios y el "Diablo", pero advierten de que no podrá navegar en "dos aguas" por mucho tiempo.


El analista político y ex canciller nicaragüense, Emilio Álvarez Montalván, advirtió que Ortega definirá su política exterior en las Naciones Unidas y allí se verá, con su voto, de que bando está.


El líder sandinista, que llegó a la presidencia con un discurso de "amor, paz y reconciliación", y alejado de sus ataques verbales a Estados Unidos, ha manifestado su compromiso de mantener armonía con Washington.


"Olvídense de aquel manso Daniel Ortega de la campaña electoral que predicaba la reconciliación, del "Give Peace a Chance" (John Lennon), aquel jamás pregonó el antiimperialismo y que hasta votó contra el aborto terapéutico sólo por quedar bien con la Iglesia Católica", comentó el editor del diario "La Prensa", Fabián Medina.


"No había llegado su banda al pecho cuando se juntó con la crema y nata del antiimperialismo, empezó a concentrar poder en sus manos, y hasta nombró a una ministra de Salud que ahora se declara a favor del aborto terapéutico", señaló.


Para muchos, Ortega ha mostrado en sus primeros días de Gobierno que está muy lejos de ser el hombre que se vendió durante la campaña electoral y más cerca del que dirigió este país en los años 80.


"Repetir el tipo autoritario de poder y meterse sin necesidad a aventuras de política exterior, no es sensato y nos expone a desenlaces dañinos", advirtió Álvarez Montalván.


Ortega, que ha anunciado que promoverá "profundas reformas" constitucionales para cambiar el régimen institucional que rige en este país y convertirlo en "democracia directa", no habla con los periodistas desde que fue investido.

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