CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Benedicto XVI afirmó este miércoles que le "consuela" saber que los santos eran "hombres normales con problemas y pecados", porque la santidad no consiste en no pecar sino "en la capacidad de conversión, reconciliación y del perdón".
Durante la catequesis de la audiencia pública de hoy, Benedicto XVI interrumpió el discurso oficial para improvisar y expresar que le consolaba "que también entre los santos existían disputas".
"Los santos no caen del cielo, eran hombres como nosotros con problemas y con pecados y esto me consuela", dijo el Papa, arrancando el aplauso de los fieles, al referirse a los problemas que hubo entre San Pablo y sus colaboradores.
"La santidad no consiste en no haber tenido pecados sino que crece en la capacidad de conversión, arrepentimiento, de reconciliación y del perdón", añadió el Pontífice.
La catequesis de hoy estuvo dedicada a los tres colaboradores de San Pablo: Bernabé, Silas y Apolo, "que centraron su vida en la misión evangelizadora" y fueron "modelos luminosos de desinterés y de generosidad", según el Papa.
Una reflexión que llevó a Benedicto XVI a expresar que los hombres de la Iglesia son también hombres normales con sus limitaciones.
"Todos nosotros, tanto el Papa, como los cardenales, los obispos, los sacerdotes y los laicos somos humildes ministros de Jesús y servimos al evangelio como podemos, según los dones que tenemos", afirmó Benedicto XVI.
Durante la catequesis, el Pontífice explicó la historia de Bernabé, que fue uno de los primeros judíos que abrazó el cristianismo y que "con gran generosidad vendió sus tierras entregando el dinero a los apóstoles para las necesidades de la Iglesia".
Además, Bernabé "se hizo garante de la conversión de San Pablo ya que muchos ciudadanos de Jerusalén desconfiaban de él porque había sido su perseguidor", explicó el Papa.
Pero Bernabé también fue protagonista con San Pablo del "Concilio de Jerusalén", en el que se decidió "que para ser cristianos no era necesaria la circuncisión".
El Papa también se detuvo en las vidas de Silas, "que compartió con Pablo la evangelización en Antioquía, Siria y Cilicia", y de Apolo, "hombre culto, gran conocedor de las Escrituras y lleno de fervor".
Durante los saludos, Benedicto XVI también expresó que la Iglesia de hoy "tiene que responder a los desafíos de la actualidad con renovada audacia" para volver a proponer a los hombres y mujeres "el mensaje salvífico de Cristo".
Asimismo, pidió a los fieles "que la antorcha de la fe que se recibe en el bautismo se tenga siempre bien encendida con la oración y la práctica de los sacramentos".