PANAMÁ.- La Iglesia católica panameña rechazó hoy la reforma al Código Penal de Panamá, que contempla la práctica del aborto en casos de violación o por razones médicas.
Asimismo, llamó a defender la vida con oración y con protestas en las parroquias y en el Parlamento.
"Nos toca a nosotros defender con la oración y nuestra participación, si hace falta en la Asamblea, para defender la vida del inocente e indefenso", advirtió el arzobispo de Panamá, José Cedeño.
Para monseñor Cedeño, "un país cristiano como Panamá no se puede permitir que semejante barbaridad" sea autorizada.
Entre las medidas estaba reducir las penas de prisión por los casos de abortos provocados, ya que la actual legislación permite el aborto sólo en casos de riesgo de muerte del bebé o de la madre, siempre que haya autorización judicial.
La nueva reforma contempla el aborto en casos de violación, incesto, en caso de que peligre la vida de la madre o en denuncias de inseminación artificial no autorizadas o en caso de peligro de muerte de la mujer.
La alianza Panameña por la Vida, apoyada por la Iglesia católica, considera que se trata de un crimen, porque la reforma permitiría que no se castiguen los abortos que se realicen con el consentimiento de la mujer "por graves causas de salud física o psíquicas que pongan en peligro su vida o la del producto de la concepción".
Para Ana Españó, presidenta de la Alianza Panameña por la Vida, la medicina ha avanzado tanto que "el embarazo ya no es peligroso" para la madre.
La presidenta de la Alianza Nacional de Mujeres, Alibel Pizarro, opuesta a la posición de la Iglesia católica aseguró que no quieren la legalización del aborto, pero promueven excepciones en los casos previstos en el proyecto de reforma.
Para la ex diputada y dirigente democristiana Teresita de Arias, quien defiende la nueva legislación, la iglesia muestra "ignorancia" al rechazar la liberalización de las penas contra el aborto consentido porque no denuncia la pobreza y marginación que afecta a miles de indígenas o a niños trabajadores en los cafetales o en las zafras azucareras.
Según monseñor Cedeño, "es un delito grave matar a una persona por lo que no se puede jamás aprobar la pena de muerte y mucho más grave es matar a un ser humano que nunca ha pecado, como el que está en el vientre de su madre, siendo un ser humano indefenso que no puede buscar ayudar. Matarlo es el crimen más horrendo de la humanidad".