IZABAL, Guatemala.- Su nobleza y apetecida carne hace que furtivos cazadores los persigan indiscriminadamente, al punto de llevar al manatí, una especie de león marino, a casi su extinción en el Caribe guatemalteco donde ya sólo han sido avistadas 50 parejas.
El animal, que se concentraba en puntos de Río Dulce y del Atlántico guatemalteco, está condenado a desaparecer si no controlan su caza y se educa a los pobladores, advirtió Hilda Rivera, gerente de Jade, un proyecto de protección ambiental financiado por Holanda.
"Culturalmente se ha comido al manatí, pero si no se frena su caza lamentablemente desaparecerá", advirtió.
La captura y comercialización del manatí están penalizadas con cárcel. Pero no sólo los cazadores representan una amenaza para este animal marino vegetariano, conocido por los pescadores como 'vaca marina'.
La creciente contaminación y el tránsito de lanchas de motor, cuyas hélices a menudo los degüellan, suponen también un serio peligro para su supervivencia, así como el tránsito de las barcazas que serpentearán el Río Dulce cuando comience a funcionar la Compañía Guatemalteca de Níquel (CGN).
"Esas grandes embarcaciones llevarán 17 contenedores a bordo y tienen previsto pasar tres veces al día, definitivamente será un gran peligro para (la preservación de) el manatí", lamentó.
El manatí vive en el Caribe, así como en los linderos del Río Dulce y el Río Sarstún, que divide a Guatemala y Belice, ambos declarados como áreas protegidas por el Congreso guatemalteco.
El río Sarstún sirve de cobijo para especies en alto riesgo de extinción como manatí, oso colmenero, cocodrilo y la tortuga marina, pero también es paso de las modernas lanchas de narcotraficantes y contrabandistas.
Durante un recorrido del gubernamental Consejo Nacional de Areas Protegidas (Conap) y grupos ecologistas para celebrar el Día Mundial de los Humedales por el Caribe guatemalteco un grupo de excursionistas tuvo la satisfacción de avistar tres ejemplares de esta especie.
La pasividad del manatí contrasta con su figura y tamaño, pues pueden medir casi dos metros. Esta región rica en recursos naturales y de imponente belleza da cobijo a cientos de exuberantes especies de aves, reptiles y peces.
Para preservar la especie, diversas organizaciones estatales y no gubernamentales impulsan proyectos para sensibilizar a los pobladores, que viven en el aislamiento y la pobreza.
Sin embargo, cientos de pescadores del Caribe guatemalteco apuestan por preservar miles de hectáreas de esa región paradisíaca y rica en biodiversidad, de donde emanan los elementos fundamentales para su supervivencia.
Compuesta por áreas protegidas y corredores biológicos, esta zona privilegiada del Caribe también está amenazada por la contaminación y la explotación inmoderada.
La supervivencia de la población en el Caribe guatemalteco se debe principalmente a actividades ancestrales como la pesca artesanal o más modernas como el floreciente turismo, que se presenta como una alternativa económica relevante y de rescate de los empobrecidos nativos del lugar, que en muchos casos viven dentro de reservas protegidas.
Cuando existe veda, muchos de los pescadores se dedican a la producción de carbón, lo cual daña al medio ambiente por la deforestación que causa.
La flora y fauna de Guatemala están conformadas por 8.681 clases de plantas, 1.966 vertebrados que incluyen peces y reptiles, 738 aves y 251 mamíferos. De las 990 especies protegidas, 36 corren peligro de extinción.