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Berlín vive locura por un pequeño oso polar que fue rechazado por su madre

Knut fue repudiado por su madre a sólo horas de nacer y ahora es criado con biberón por el cuidador Thomas Dörflein.

02 de Marzo de 2007 | 07:18 | EFE
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Reuters

BERLÍN.- Berlín ha contraído la fiebre de Knut, un oso polar nacido en el Parque Zoológico, repudiado por su madre y criado con biberón que se ha convertido en la mascota de la capital pese a que nadie salvo sus cuidadores lo han visto hasta ahora.


"Los berlineses siempre han sentido adoración por los animales, de lo contrario no podríamos tener dos zoológicos, pero a esto se añade que Knut es un oso, es decir, que representa a la mascota de la capital",explica el director del departamento de depredadores del Jardín Zoológico, Heiner Klös.


Encima tuvo la suerte de nacer poco antes de la Berlinale, el festival de cine que todos los años se corona con la entrega de los "osos" y que este año ha visto aderezado el glamour de las estrellas con la ternura del osito de carne y hueso.


Mientras las estrellas se paseaban por la alfombra roja del festival de cine, el pequeño oso polar lo hacía virtualmente por las páginas de periódicos compartiendo los espacios fotográficos con los grandes del cine.


La vida de Knut tiene todos los elementos de un éxito de taquilla: comienzo desgarrador y desenlace feliz, aderezado con un toque misterioso y algo de sensación científica.


La biografía de Knut comienza el 5 de diciembre, cuando su madre Tosca, una antigua osa de circo de la extinta República Democrática Alemana, da a luz a dos cachorros en su cueva del zoológico. Era la tercera vez que paría y la primera vez que no repudiaba inmediatamente a sus pequeños.


"En las dos ocasiones anteriores no quiso saber nada de los bebés, pero esta vez intentó darles de amamantar y cuidar de ellos. Creemos que poco a poco está aprendiendo a ser madre", explica Klös.


Sin embargo, sus instintos maternales no duraron más allá de unas horas y los responsables del zoo tuvieron que retirarle a los cachorros para intentar que sobrevivieran. Por ello decidieron alimentarlos con biberón, operación que rara vez está coronada de éxito y que en el caso del hermano de Knut fracasó a los pocos días.


La pequeña mascota, en cambio, respondió bien a su madre -o mejor dicho padre- postizo, el cuidador Thomas Dörflein, quien no dudó un momento en abandonar casa y mujer y montar una guarida junto a Knut en la cueva del zoo.


Allí vive desde hace ahora tres meses y con orgullo de padre cuenta que entretanto su cachorrillo pesa ya más de seis kilos -nació con 880 gramos- y que cada día le exige más atención pues no le basta ya con ver a su cuidador para las cuatro tomas al día y para la noche, sino pide con insistencia juego y mimos.


Todos en el zoo están orgullosos de Dörflein, quien ha conseguido una pequeña sensación zoológica, lograr que un oso nacido en cautiverio pueda ser criado por un humano. Es la primera vez que ocurre en los más de 160 años de historia de este zoo.


Altamente sensibles


"Los osos polares son altamente sensibles, posiblemente porque viven en el polo, rodeados de máxima tranquilidad", explica Klös, quien reconoce que la Ciencia tampoco sabe exactamente a qué se debe que sea tan difícil sacar adelante cachorros en cautiverio.


Las dificultades no sólo se dan para criarlo con biberón sino también para que sobrevivan junto al cuidado materno. La última vez que eso ocurrió en Berlín fue hace 33 años, explica Klös.


Todo indica que la historia de Knut tendrá un final feliz y que poco antes de Semana Santa pueda ser presentado en sociedad, pues lo curioso es que el osito se ha convertido en el hijo predilecto de la ciudad sin que apenas nadie lo haya visto hasta ahora.


Las fotos que se publican periódicamente, las hace el propio zoo y ni siquiera los autores del sinnúmero de reportajes que han aparecido sobre él lo han visto. "Hemos querido protegerle el máximo tiempo posible. Ahora estamos pensando en organizar su presentación para finales de marzo", señala Klös.


El zoólogo cree que la historia de Knut tendrá un final feliz y que el oso blanco podrá crecer y disfrutar de una larga de vida, pues su evolución no esta presentando problema alguno. En cautiverio un oso polar pude llegar a vivir hasta cuarenta años, en la naturaleza sólo en torno a la mitad.


El único problema para sus fans berlineses es que Knut no podrá quedarse demasiado tiempo en Berlín, "quizás un año si le reservamos un recinto apartado", pues al criarse como huérfano no tiene a nadie que le proteja y puede convertirse en presa de los otros cuatro osos, su madre Tosca, su padre Lars y las hembras Nancy y Katjuscha.


El zoológico le tendrá que buscar un nuevo hogar, y según Klös, a ser posible en Europa y, en el ideal de los casos, en un zoológico que tenga pequeños de su edad con los que pueda formar un grupo.

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