TEGUCIGALPA.- Tres hombres dispararon y mataron a tiros al inspector de la policía Juan Carlos Sotelo en un taller de mecánica de Tegucigalpa.
Sotelo, de 26 años, observaba el martes cómo los mecánicos de un taller reparaban su automóvil en el bulevar Morazán, al norte de Tegucigalpa, cuando los desconocidos le dispararon repetidamente desde un vehículo en marcha. Una mujer militar, que estaba cerca de él, repelió el ataque.
"Sotelo recibió el impacto de por lo menos 15 balas, pero las mortales fueron dos: una entre los ojos y otra en el tórax", aseguró el portavoz de la Secretaría de Seguridad, subcomisario Miguel Martínez.
Sotelo era un destacado miembro de la policía de Tegucigalpa y piloto de helicóptero, con estudios en operaciones básicas policiales, protección a dignatarios y además era francotirador.
El sábado, presuntos pandilleros mataron a tiros al comisionado policial Rigoberto Aceituno, de 52 años, y a su guardaespaldas en su residencia en esta capital. Los pistoleros bajaron de un vehículo y se acercaron a sus víctimas para dispararles y huyeron.
Aceituno, según las autoridades, libraba una fuerte lucha contra los narcotraficantes en la costa atlántica de Honduras, cuyas extensas y solitarias playas son propicias para las actividades ilegales de drogas.
"En la medida en que el sistema de seguridad del Estado se fortalece, el crimen organizado está reaccionando violentamente y con desesperación (...) y actúa con métodos despiadados para llevar el temor a la población a fin de desorientarla y paralizarla", dijo el ministro de Seguridad, Alvaro Romero.
El presidente Manuel Zelaya afirmó recientemente en público que la policía hondureña, de alrededor de 12.000 agentes, está infiltrada por el crimen organizado.