BRUSELAS.- Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se reunieron el jueves en Bruselas para una cumbre que espera establecer ambiciosos objetivos de lucha contra el cambio climático, con lo que pretende animar a Estados Unidos y a otros para que sigan el ejemplo.
Se prevé que los líderes de la UE apoyen el objetivo de recortar en el 2020 los gases de efecto invernadero, a los que se culpa del calentamiento climático, en un 20 por ciento respecto a los niveles de 1990.
La cifra podría llegar al 30 por ciento si se unen otros países industrializados y en vías de desarrollo.
La canciller alemana, Angela Merkel, que ocupa la presidencia semestral de la UE y del Grupo de Ocho naciones más industrializadas, se ha comprometido a presionar al G8 para que siga el ejemplo, y asegura que el bloque de 27 países se va a beneficiar con la transición a una economía que emita poco dióxido de carbono.
"Europa quiere llevar la delantera porque creemos que con tecnología e innovación también podemos crear empleos, empleos modernos", dijo antes de la reunión de dos días del Consejo Europeo que se celebra en Bruselas.
Sin embargo, no hay acuerdo sobre cómo alcanzar estas metas, y Merkel reconoció que se enfrenta a una difícil batalla en su intento de establecer que el objetivo de que el 20 por ciento del consumo de energía provenga de fuentes renovables como la solar o la eólica sea obligatorio.
Francia, República Checa y Eslovaquia esperan promocionar la energía nuclear, pero la energía atómica no está considerada como renovable y se enfrentarán a la fuerte resistencia de países como Austria e Irlanda.
En junio, Alemania va a acoger una cumbre del G8 más Brasil, China, India, México y Sudáfrica.
La UE produce alrededor del 14 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Estados Unidos, el 25 por ciento.
Europa pretende usar sus metas para negociar un acuerdo internacional que extienda el Protocolo de Kioto en el 2012.
Sacudida energética
La Comisión Europea, que ha preparado las propuestas para adoptar una política energética común, dice que los objetivos no obligatorios no se cumplen.
Ahora las energías alternativas suponen menos de un siete por ciento del consumo energético europeo, lejos del 12 por ciento que se habían establecido voluntariamente para el 2010.
También hay diferencias sobre cómo unir los mercados comunitarios del gas y la electricidad y abrirlos a más competencia.
La Comisión ha propuesto que las grandes empresas se vean obligadas a vender o separar sus filiales de generación y redes de distribución. Los gobiernos han reaccionado sin mucho convencimiento, pero aún así hay mucho interés por cualquier decisión que pueda afectar a gigantes como las alemanas E.ON y RWE o las francesas Gaz de France y EdF.
Los jefes de Estado y de Gobierno sí se mostrarían de acuerdo en apoyar un plan para que los biocombustibles supongan al menos el 10 por ciento de los combustibles utilizados por los vehículos en el 2020.