SAO PAULO.- Grupos de izquierda de Brasil están decididos a desafiar el sistema de seguridad que protegerá al Presidente estadounidense George W. Bush en Sao Paulo y expresarle su repudio "donde se encuentre", dijo un portavoz del Movimiento de campesinos Sin Tierra (MST).
Pese a que Bush, quien llega este jueves a Sao Paulo, estará rodeado por un fuerte cordón de seguridad, "encontraremos una forma" de sortearlo, aseguró el vocero.
El oficialista Partido de los Trabajadores (PT), el Partido Comunista del Brasil (PTdoB), el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), la Central Unica de Trabajadores (CUT), y el MST, esperan convocar a 50.000 manifestantes contra Bush cuando se reúna con el Presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, añadió.
"Estará toda la izquierda unida", celebró el informante, en alusión a que además de esos grupos, más de 50 organizaciones apoyan la convocatoria.
"Estaremos lo más cerca posible (de Bush)", proclamó Carlo Spis, dirigente de la Coordinación de los Movimientos Sociales (CMS).
La "protesta es contra la política estadounidense en Irak, sus posiciones sobre medio ambiente, y por las restricciones a los productos brasileños, que perjudican la economía del país y la generación de empleos", dijo el secretario general de la central obrera Fuerza Sindical Joao Carlos Gonçalves.
El Partido de los Trabajadores del Presidente Luiz Inacio Lula da Silva también estará presente en esas movilizaciones convocadas bajo el lema "Fuera Bush".
"El gobierno tiene que mantener la relación de Estado a Estado. Ahora, el PT como partido tiene su opinión hasta más contundente que la del gobierno y manifiesta su desacuerdo sobre cómo Estados Unidos se comporta en el mundo", argumentó Ricardo Berzoini, presidente del PT.
En el esquema de seguridad montado para proteger a Bush, 4.000 soldados ocuparán Sao Paulo, francotiradores vigilarán los traslados de su comitiva, y el tránsito quedará paralizado por horas el viernes.
En cada desplazamiento Bush será acompañado por 60 vehículos, protegido por 300 guardias de su servicio secreto, 1.400 soldados brasileños, un helicóptero militar, y agentes camuflados por todo el trayecto que recorra.
Asimismo, francotiradores de la policía de élite brasileña, localizados en puntos estratégicos, vigilarán los desplazamientos de la caravana, para inhibir cualquier movimiento sospechoso en un 1 km a la redonda.