No obstante, la discrepancia podría generar problemas ya que los negocios se han preparado mucho menos para su llegada.
El cambio, que se producirá de nuevo en otoño, cuando los relojes se atrasen el 4 de noviembre en lugar del 28 de octubre, como venía siendo habitual, presumiblemente no será grave para la mayoría de los usuarios individuales.
Pero para los negocios es harina de otro costal.
Las empresas no sólo tendrán que aplicar las actualizaciones de Microsoft sino las de empresas como Sun Microsystems, Oracle o IBM, entre otros gigantes del software.
Las compañías que utilicen Microsoft Exchange para manejar su correo electrónico, por ejemplo, habrán de hacer encaje de bolillos ya que tendrán que utilizar varias actualizaciones y en un orden determinado.
Otro problema, apunta el sitio de noticias de tecnología Cnet News.com, es que muchos negocios utilizan software de Microsoft para el cual ya ha expirado el periodo de ayuda técnica, como Windows 2000, las versiones de Windows XP anteriores a SP2 o antiguas versiones de Windows Server.
Al igual que otras empresas, Microsoft ha colocado una web con consejos para ayudar a sus clientes en la transición (en la dirección support.microsoft.com/gp/dst_topissues).
Los problemas también afectarán a los usuarios del sistema operativo de Apple, así como a los de artículos portátiles como las agendas electrónicas.
Según Cnet, el fin de semana será de locura para muchas empresas que no se han preparado a tiempo y también para Microsoft.
El gigante informático abrió el jueves una sala de control en su sede de Redmond, en el estado de Washington, para vigilar la transición, y ha añadido más de 200 trabajadores expertos en los programas más susceptibles de dar errores con el cambio.
"Los equipos están trabajando duro. Todo el mundo pasará aquí el fin de semana,” dijo Rich Kaplan, uno de los vicepresidentes de Microsoft a cargo del asunto.