TEHERÁN.- Irán y Gran Bretaña mantenían abierta hasta hoy la vía diplomática para tratar de salir de la crisis provocada por la captura de 15 marinos británicos, pese a las declaraciones del presidente iraní Ahmadinejad sobre la "arrogancia" de Londres.
Gran Bretaña, según el semanario británico Sunday Telegraph, busca actualmente un compromiso que permita la liberación de sus marinos, en poder de Irán desde el 23 de marzo, y espera poder enviar a ese país a un alto jerarca de la marina para negociar.
Una solución diplomática, según una encuesta publicada por dicho periódico, parece contar con el favor de los británicos, 48% de los cuales afirman oponerse al uso de la fuerza suceda lo que suceda, contra 44% que son partidarios " como último recurso".
Por otra parte, 40% de las personas interrogadas aprueban la actitud del gobierno que da la prioridad a una solución diplomática, sin presentar excusas, mientras que 26% consideran que Gran Bretaña debería pedir excusas.
El Presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, reiteró el sábado sus exigencias de "excusas" por parte de Londres, antes de viajar el domingo al frente de la guerra Irán-Irak, para el aniversario de la fundación de la República Islámica, en 1979.
"El arrogante publica declaraciones y exigencias contra el pueblo iraní, en lugar de excusarse y manifestar su arrepentimiento después del ingreso de los marinos británicos a aguas iraníes", afirmó.
El Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, abandonó por primera vez su reserva, calificando de "inexcusable" la captura de los marinos, aunque abogó por una solución "pacífica".
La Unión Europea, al exigir "la liberación inmediata e incondicional" de los marinos, así como Estados Unidos, apoyaron a Gran Bretaña en su prueba de fuerza con Irán desde la captura de los marinos en la desembocadura del río Chatt Al Arab por los Guardianes de la Revolución iraníes.
Irán sostiene que los marinos británicos se encontraban en sus aguas territoriales. Gran Bretaña, por el contrario, afirma que ellos realizaban una misión de rutina en las aguas iraquíes.
Las autoridades iraníes conminaron el sábado a Gran Bretaña a evitar una "politización" del caso, y anunciaron que habían lanzado un procedimiento judicial contra estos marinos.
Mientras tanto, la diplomacia sigue su camino. El ministerio iraní de Relaciones Exteriores afirmó el sábado que "varios puntos" de una nota diplomática transmitida por Gran Bretaña "podían ser examinados".
No obstante, la cancillería mantuvo sus exigencias de "un cambio de comportamiento" y "una actitud equilibrada" por parte de Gran Bretaña.
En este contexto, el Sunday Telegraph se refirió a un plan, elaborado durante una reunión de crisis el sábado en Londres, según el cual el gobierno británico se comprometería con Irán a que la marina real jamás entraría en las aguas territoriales iraníes sin autorización.
Un funcionario británico del ministerio de Defensa, citado por este semanario, declaró que ese plan había creado ciertas esperanzas.
La crisis se agravó la semana pasada después de que la televisión iraní difundió "testimonios" de dos de los marinos en los cuales reconocían haber entrado en aguas iraníes, así como tres cartas de la única mujer del grupo, Faye Turney.
Sin embargo, Gran Bretaña anunció el sábado que continuaba "una discusión formal" con Irán.
"Yo creo que todo el mundo lamenta la situación que se ha creado, lo que nosotros queremos es encontrar una salida, queremos hallarla en forma pacífica y lo antes posible", declaró la ministra británica de Relaciones Exteriores, Margaret Beckett.