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Joven chileno participó en Vía Crucis encabezado por Benedicto XVI

Vestido de huaso, el representante de la diócesis de Talca portó la cruz entre las estaciones VI y VII de la procesión, que comenzó en el Coliseo de Roma.

06 de Abril de 2007 | 17:59 | Agencias

ROMA.- Un joven chileno de la diócesis de Talca fue parte del tradicional recorrido del Vía Crucis encabezado por el Papa Benedicto XVI, con el que los católicos conmemoran las etapas que Jesús hizo desde su oración en el Huerto de los Olivos hasta el monte del Gólgota, donde fue crucificado.

El joven talquino, vestido de huaso, llevó la cruz en la sexta estación luego de recibirla de manos de una familia de Roma, para luego entregarla a una joven coreana y otra china, dos hermanos franciscanos y un joven de Angola.


El chileno es el único representante de América Latina en la procesión que se efectúa en el Coliseo de Roma, y en el que Benedicto XVI, vestido completamente de blanco, llevó la cruz en la primera y última estación.

El Via Crucis transcurrió por el anfiteatro Flavio, donde una cruz recordó la memoria de los primeros cristianos perseguidos por Roma, y continuó por delante del Arco de Trajano, concluyendo en la colina del Palatino.


En tanto, el cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini, llevó la Cruz en la segunda estación, seguido por una mujer joven de la diócesis de Brazaville, en República del Congo, para luego continuar con una familia de Roma.

Las meditaciones este año fueron preparadas por Gianfranco Ravasi, prefecto de la Biblioteca-Pinacoteca Ambrosiana de Milán, quien privilegió momentos de la pasión que habitualmente no están incluidos, como Jesús en el Huerto de los Olivos o el de Jesús en la Cruz, la Madre y el discípulo.

Papa llamó a ver a Jesús en los que sufren


El Vía Crucis concluyó con una meditación a cargo del Papa Benedicto XVI, quien dirigió sus palabras principalmente hacia los que sufren.


Joseph Ratzinger efectuó de este modo su segundo Via Crucis como Sumo Pontífice, ocasión en que invitó a los católicos a ver reflejado en el sufrimiento de Jesús "en todos los que sufren en el mundo".


"Es ésta la profunda intención de la oración del Via Crucis: la de abrir nuestro corazón, la de ayudarnos a ver con el corazón", dijo el Santo Padre, quien estuvo acompañado durante toda la jornada por miles de fieles, peregrinos y turistas.


Durante las meditaciones que acompañan a cada etapa del Calvario, tuvo un recuerdo para los ancianos y enfermos abandonados, así como para las mujeres maltratadas.