CAMBRIDGE/ULM.- Científicos alemanes descubrieron una sustancia en la sangre que inhibe al virus del sida, bloqueando la fusión de las membranas virales y celulares, por lo que evita la infección.
El equipo encabezado por Frank Kirchhoff y Jan Mnch de la Clínica Universitaria Ulm descubrió además que si se realizan determinados cambios en la sustancia Virip (Virus inhibitory peptide) se produce una inhibición aún más efectiva del VIH, según informan en la revista especializada estadounidense "Cell".
Este hallazgo es un buen punto de partida para el desarrollo de nuevos medicamentos.
"Esperamos comenzar todavía este año estudios en seres humanos", dijo el coautor del artículo, Wolf-Georg Forssmann, quien participó en el desarrollo de un agente activo sobre la base de este descubrimiento en la empresa IPF Pharmaceuticals, en Hannover.
Varios experimentos con animales, el paso previo para que se autoricen pruebas en humanos, ya están prácticamente concluidos.
Los investigadores evaluaron más de un millón de sustancias sanguíneas de pacientes dializados para determinar su posible influencia sobre el virus del sida. Así descubrieron que un fragmento de una conocida proteína sanguínea bloquea al VIH.
Virip bloquea una determinada función de la proteína gp41 del VIH-1 que interviene en la fusión de la membrana viral y celular. Los virus requieren de esta proteína para ingresar en las células humanas. En los experimentos de laboratorio, los virus no se hicieron resistentes al Virip.
Virip ataca a la misma proteína que el medicamento Fuzeon, cuyo principio activo es el Enfuvirtide y su uso está autorizado desde 2003 pero, según los investigadores, en otro sitio.
En caso de que las moléculas artificales de Virip sean eficaces en estudios clínicos, podrían ser útiles para las personas, cuyos VIH son resistentes contra otros medicamentos.
Actualmente hay unos 20 medicamentos contra el sida en el mercado, si bien ninguno cura. En el trabajo publicado en "Cell" participaron además científicos de Ulm, Hannover, Erlangen, Lbeck, Hamburgo y Nueva York.
Respetando los estatutos de la revista científica, Forssmann y otros dos colegas declararon que tienen intereses financieros vinculados con la investigación.