BOGOTA.- Unos 4.000 patos migratorios, provenientes de Canadá, murieron envenenados en el norte de Colombia, informaron lugareños a medios locales, al tiempo que instaron a la población a no consumir la carne de esas aves porque puede afectar a la salud.
Las versiones coinciden en que los patos muertos, que viajan desde el norte del continente hacia el Centro y Sudamérica aprovechando el verano, son alrededor de 4.000, pero no en el origen del desastre ecológico, registrado en fincas del departamento del Cesar (norte).
Unos lo atribuyen a que los campesinos riegan con veneno las plantaciones de arroz para matar a los ánades y, posteriormente, comercializar o, incluso, consumir la carne.
Otros dicen que las aves mueren porque los grandes hacendados fumigan sus plantaciones desde el aire con productos químicos tóxicos que, finalmente, van a dar a lagunas y ríos, contaminando las aguas.
El director de Corpocesar, una entidad medioambiental que cuida la zona, Virgilio Calderón, dijo a emisoras radiofónicas locales que una comisión de expertos partió hacia la zona para investigar el suceso. Asimismo, agregó que, por informaciones que le han dado los campesinos, "hay muchos patos muertos" y "eso es un desastre ecológico que todos debemos lamentar".
A finales de enero de 2006, unos 5.000 patos migratorios murieron envenenados en el departamento del Sucre (norte). Después de las investigaciones, se determinó que tres campesinos envenenaron las reservas de agua en donde las aves bebían, por lo que fueron detenidos.
A finales de febrero pasado, unas 1.000 toneladas de peces cultivados en jaulas en la represa de Betania, en el departamento del Huila (sur), murieron por falta de oxigenación y uso excesivo del agua para generar energía eléctrica.