TOKIO.- Un tribunal sentenció hoy a cadena perpetua a Joji Obara, un japonés de 54 años, por haber drogado y violado a nueve mujeres entre febrero de 1992 y julio de 2000, aunque lo exculpó de los cargos relacionados con la británica Lucie Blackman.
Blackman, que tenía 21 años en el momento de su desaparición, fue raptada, drogada y violada, y su cuerpo fue posteriormente mutilado y enterrado en cemento en una playa al sur de Tokio, donde fue hallada en febrero de 2001.
El caso de esta mujer británica conmocionó a la sociedad japonesa, donde este tipo de sucesos son extremadamente inusuales, y tuvo una importante repercusión mediática internacional.
Los fiscales habían pedido cadena perpetua para Obara, principal sospechoso del asesinato de Blackman, quien defendió en todo momento su inocencia de los cargos por los que era juzgado, según informó la agencia local de noticias, Kyodo.
De acuerdo con la acusación, Obara supuestamente había drogado a Backman poniendo estupefacientes en su bebida antes de violarla en su vivienda en la ciudad de Zushi, provincia de Kanagawa (centro de Japón), en julio de 2000, y murió poco después a consecuencia de las heridas.
Sin embargo, el Tribunal del Distrito de Tokio decidió hoy absolver a Obara de los cargos que le implicaban en la desaparición y muerte de Blackman, por falta de pruebas.
No obstante, la corte tokiota sí sentenció a Obara a pasar el resto de su vida en prisión, al considerarlo culpable de violar y drogar a otras nueve mujeres, cinco extranjeras y cuatro japonesas, dos de las cuales fallecieron.
Una de las víctimas mortales de Obara fue la australiana Carita Ridgeway.