Este es uno de los imanes que fue instalado en marzo de este año y que forma parte del gigantesco acelerador de partículas del CERN.
EFEGINEBRA.- Los técnicos de la Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN) colocaron hoy el último gran imán superconductor de 34 toneladas que completa el anillo subterráneo de 27 kilómetros que se construye entre Francia y Suiza.
Tras dos años de intensos trabajos, una grúa gigante hizo descender el imán, de 15 metros de longitud, a unos 50 metros bajo tierra en un acto público al que asistieron cientos de técnicos, científicos, periodistas y otros invitados.
Para la construcción de ese gran anillo a entre 50 y 100 metros bajo tierra entre Francia y Suiza, que ha sido colocado con precisiones de décimas de milímetro, se bajaron miles de toneladas de material desde un único punto de acceso, según los responsables del CERN.
El objetivo último es que, a partir del próximo noviembre si se cumplen los plazos, se puedan acelerar protones o iones de plomo a velocidades próximas a la luz, para luego provocar su colisión y recrear así condiciones como las del "Big Bang" con el que se generó el Universo.
Además, y entre cientos de proyectos que se llevarán a cabo en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), los científicos quieren demostrar la existencia del bosón de Higgs, un elemento aún hipotético, conocido como la partícula de Dios, que permitiría completar el Modelo Estándar de la física de partículas.
Un error de cálculo hizo que se rompiera hace un mes la sujeción de uno de los imanes, que al caer provocó una gran explosión, llenó el túnel de helio y polvo y obligó a evacuar al personal y revisar todos los imanes de la misma serie.
Aun así, el mayor centro de investigación nuclear del mundo confía en que ese imprevisto no altere sus previsiones para la entrada en funcionamiento del LHC, donde cada protón dará 11.245 vueltas al anillo por segundo y girarán durante diez horas, con lo que cubrirán la distancia de ida y vuelta a Neptuno.