MADRID.- Por segundo día consecutivo varios cientos de jóvenes se enfrentaron a la policía este miércoles en la madrugada en Madrid, resultando al menos 45 heridos, según los servicios de urgencia citados por la prensa española.
Al parecer, los incidentes fueron provocados por grupos de jóvenes que protestaban por la detención de una decena de ellos el martes en otros enfrentamientos en el barrio de Malasaña, al centro de la capital española, según la fuentes. La policía respondió con cargas y el lanzamiento de gases lacrimógenos.
Un policía fue hospitalizado con una fractura en su mano, según Radio Nacional de España (RNE) y una docena de otras personas debieron ser hospitalizadas luego de estos nuevos enfrentamientos, durante los cuales los bomberos debieron apagar pequeños incendios de basureros y de barricadas levantadas por los manifestantes.
Unas veinte personas, entre las cuales ocho policías habían resultado heridas leves en la víspera. Unas diez habían sido detenidas luego de una intervención policial para terminar un "botellón", reunión festiva de jóvenes en la calle para consumir alcohol.
Malasaña es un barrio de Madrid conocido por su intensa vida nocturna, con presencia de numerosas discotecas y bares y es donde los jóvenes, en gran parte adolescentes, practican el "botellón", nombre surgido originalmente del envase gigante de cerveza.
Con los años, el "botellón" se convirtió en una cita para beber en grupos en la calle, sobre todo los fines de semana, dias festivos o vísperas de feriados (como el dos de mayo, aniversario de la sublevación de los madrileños contra la ocupación de las tropas napoleónicas.
Durante el "botellón", los jóvenes se pasean con sus grandes botellas de plástico, que también pueden ser de refrescos con el añadido de alcoholes blancos o fuertes, consumiendo así "cocktails" a bajo precio y en gran cantidad.
Estos encuentros alcohólicos están prohibidos desde hace varios años en siete de las 17 comunidades autónomas del país, sobre todo en Madrid por los desórdenes que provocan.
Los controles policiales se endurecieron progresivamente en Malasaña, para evitar que las citas se hagan cada vez más masivas, pero el fenómeno persiste.