SAO PAULO.- El Papa Benedicto XVI llegó esta tarde a Brasil para iniciar una visita pastoral de cinco días, la primera que realiza a América Latina en dos años de Pontificado.
El Boeing 777 de la compañía Alitalia que transportó al Santo Padre y a su comitiva desde Roma, aterrizó a las 16:02 horas locales (19:02 horas GMT) -casi media hora antes de lo previsto- en la base militar del Aeropuerto Internacional de Guarulhos, Sao Paulo.
Cerca de 20 minutos después, Benedicto XVI salió por la puerta delantera del avión, bajó rápidamente por la escalerilla y pisó suelo brasileño.
El Pontífice fue recibido por el Presidente Luis Inácio Lula da Silva y su esposa, Marisa Leticia. El Mandatario y el Papa -a cuyo lado se encontraba el secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Tarcisio Bertone- se saludaron con un gesto afectuoso, estrechando ambas manos.
Al recibirlo, Lula destacó "el liderazgo moral" de Benedicto XVI, y los valores compartidos entre su gobierno y la Iglesia Católica, como la protección de la familia, el combate al hambre y la búsqueda de una educación de calidad para los pueblos.
"Sea bienvenido Papa Benedicto XVI", dijo Lula. "Compartimos la justa preocupación de rescatar y fortalecer la vida familiar", agregó.
Tras el saludo, la comitiva se dirigió a un hangar donde se celebró una ceremonia de bienvenida.
Durante su visita, el Papa intentará fortalecer el mensaje de la Iglesia Católica en una región con fuerte avance de las religiones evangélicas pentecostales. Asimismo, reiterará su firme rechazo al aborto, recientemente despenalizado en Ciudad de México y en debate en Brasil.
El viernes, el Pontífice canonizará al primer santo brasileño, el monje franciscano Fray Galvao (1739-1822), y el domingo inaugurará en la ciudad de Aparecida la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, en la cual participarán 166 obispos de 22 países.
Más de 10.000 efectivos fueron destinados para cuidar la seguridad de Benedicto XVI. Durante su estadía, el Papa realizará siete recorridos en papamóvil, celebrará dos misas campales, tendrá un encuentro con jóvenes católicos en un estadio y se espera que atraiga a un mínimo de 1,2 millones de personas, según datos de la organización.