BRASILIA.- El Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reafirmó hoy su oposición "personal" al aborto, pero defendió que el asunto sea tratado en el ámbito de la salud pública, durante la primera conferencia de prensa ofrecida desde que fue reelecto en octubre de 2006.
"Como ciudadano, soy contrario al aborto. Y no creo que haya ninguna mujer en este país que sea favorable al aborto como si fuera algo que la gente quiere hacer. Pero como Jefe de Estado estoy a favor de que el aborto sea tratado como una cuestión de salud pública, atendiendo a las personas que tienen un embarazo no deseado", sostuvo el Mandatario.
"Sé de mujeres que se provocaron abortos con agujas de tejer, o tomando té de cáscara de mango (...) y acabaron muriendo como consecuencia de ello", agregó Lula.
A juicio del Presidente, el Estado debe apoyar a las mujeres que decidan interrumpir la gestación y consideró que la actual legislación, que sólo permite realizar un aborto en los tres primeros meses de embarazo y sólo cuando el mismo es fruto de una violación o pone en riesgo la vida de la madre, no atiende a la realidad actual del país.
"Yo creo que esta legislación no abarca la veracidad de lo que sucede en este país. Todo ciudadano, católico o no, cristiano o no, sabe que existe en Brasil una cantidad exagerada de jóvenes que se provocaron un aborto porque tuvieron un embarazo no deseado", afirmó el Jefe de Estado.
En esos casos, "¿qué debe hacer el Estado?", se preguntó. "¿Dejar que las personas lo hagan usando sus pocos conocimientos?", agregó Lula.
En relación a las recientes declaraciones formuladas por el Papa Benedicto XVI durante su visita a Brasil -en las cuales condenó la práctica del aborto y admitió la posibilidad de apoyar la excomunión de parlamentarios favorables a la legalización de esa práctica-, Lula dijo que el Pontífice defendió la visión de la Iglesia, pero que su visión continúa "inalterada".
El Mandatario brasileño defendió además que el asunto sea debatido tanto en el ámbito del Congreso Nacional como por la sociedad a través de las emisoras de televisión.
"El Papa defendió la visión de la Iglesia brasileña e internacional, como otras personas también la defienden. Yo tengo mi visión y continúa inalterada. Estoy a favor del debate y creo que el Estado tiene que tratar (el tema) como un asunto de salud pública. ¿Cuál es el problema de que las personas debatan?", concluyó.