QUITO.- Los tres grupos de indígenas ocultos que se presume se refugian en la selva del oriente de Ecuador están en peligro inmediato de desaparecer sin dejar rastro por la presión de madereros, petroleros y enfermedades ajenas a su ambiente.
Sólo hay constancia de que uno de estos tres grupos, los taromenani, que probablemente son unas pocas decenas, viven en una pequeña zona de densa selva húmeda en el corazón del Parque Nacional Yasuní, según el padre Juan Carlos Andueza, de la Misión Capuchina en la provincia oriental de Orellana.
Los tagaeri, de los que había rastro de actividades hasta hace pocos años en la actual zona de los taromenani, podrían haber desaparecido o, quizá, pervivan algunos, dijo a un grupo de periodistas Andueza, un español que lleva 17 años en Orellana y tiene una relación privilegiada con los indígenas.
Del tercer grupo, que no tiene nombre, sólo existen “rumores" escuchados a los huaorani, indígenas integrados hace décadas, “de la existencia de un pueblo desconocido” que habitaría la zona más oriental del Yasuní, junto a la frontera con Perú, “pero no se han visto casas ni gente,” agregó el religioso.
Andueza insistió en la “extrema fragilidad” de estos grupos “sin contactar” o “en aislamiento voluntario,” tanto por su pequeño número como por su indefensión ante posibles ataques o enfermedades, como la gripe, contra la que están inermes.
"Si un maderero con gripe deja un saco (chaqueta) en la selva y lo recoge una comunidad oculta, pueden morir todos en pocos días,” recalcó Andueza, para quien la supervivencia de estos grupos sólo es posible si se refugian en zonas aún más aisladas de las cabeceras de los ríos pequeños, donde no llegan los madereros.