BAGDAD.- El saliente Primer Ministro Británico, Tony Blair, llegó el sábado a Bagdad y se entrevistó con su homólogo Nuri al-Maliki, en la que constituye, muy probablemente, su última visita a Irak antes de abandonar su cargo a finales de junio.
Se trata de la octava visita de Blair a Irak desde la invasión en marzo de 2003.
La embajada británica se negó a dar detalles sobre la estadía de Blair por razones de seguridad, pero la oficina de Maliki publicó fotografías que mostraban a ambos mandatarios entrevistándose.
Se prevé que Blair se reúna también con el presidente iraquí, Jalal Talibani.
"El Primer Ministro destacará durante este viaje el vínculo fundamental que existe entre política y seguridad. Se está produciendo un giro y los próximos meses van a ser cruciales", declaró un portavoz de Downing Street .
El portavoz comentó que Blair estaba contento por los progresos realizados por una coalición tribal sunita, que ha comenzado a luchar contra Al Qaida en la provincia rebelde de al-Anbar.
En el pasado, la coalición gubernamental encabezada por los chiitas mantuvo sospechas de posible vínculos entre los jefes tribales sunitas y Al Qaida.
"El primer ministro se esforzará también en promover verdaderos avances en el trabajo de reconciliación" entre las diferentes comunidades, añadió el portavoz.
Poco antes de la confirmación oficial de la visita sorpresa de Blair, dos obuses cayeron en la Zona Verde fortificada de Bagdad, que acoge las instituciones iraquíes y las embajadas estadounidense y británica.
Por el momento no se facilitó ningún balance del ataque, el último de una serie de disparos cada vez más precisos contra la Zona Verde.
Tony Blair abandonará sus funciones de primer ministro el 27 de junio, tras diez años en el poder.
Aliado indefectible del Presidente estadounidense George W. Bush, Blair, quien sigue defendiendo la guerra de Irak, alineó sus tropas junto a las norteamericanas cuando la invasión del país árabe y el derrocamiento del régimen de Saddam Hussein entre marzo y abril de 2003.
Cuatro años más tarde, más de 7.000 soldados británicos continúan en Irak, principalmente cerca de Basora, la segunda ciudad del país, situada a 550 km al sur de Bagdad, donde son el blanco de los ataques de las milicias chiitas.
Los soldados británicos están repartidos en dos grandes bases, sometidas a un bombardeo cotidiano de obuses de mortero.
"No hay ninguna duda de que todo esto supone un desafío enorme, especialmente difícil, pero también hay muchas cosas que han sido logradas", aseguró el jueves pasado Tony Blair en una conferencia de prensa en Washington junto a George W. Bush, en la que volvió a defender la intervención en Irak.
"Yo pensé en su momento, y sigo pensando, que fue la decisión correcta. La historia juzgará", añadió.
El actual ministro de Finanzas Gordon Brown, que sucederá a Blair a finales de junio, anunció la semana pasada que piensa visitar Irak "muy próximamente", y que se opone a un calendario de retirada de las tropas británicas.
No obstante se prevé 1.600 soldados del contingente británico sean retirados de aquí a finales de 2007.
En el mes de abril, el más mortífero desde la invasión, 12 soldados británicos perdieron la vida en Irak.
En total, 148 soldados británicos han muerto en Irak desde marzo de 2003, 114 de ellos en operaciones.