SAN FRANCISCO.- Una nueva dieta en California va más allá de la supresión de grasas y azúcares al proponer reducir tanto la talla como la emisión de gases que provocan el efecto invernadero en el planeta, invitando a comer los alimentos propios de la tierra del comensal.
La "Global Warming Diet" (Dieta del Calentamiento Global) nace de la conjunción de talentos de la chef culinaria Laura Stec y el profesor de meteorología en la Universidad de San José (sur de Francisco) Eugene Cordero, quienes además de una reducción de peso, ofrecen una fórmula que reduce la emisión de dióxido de carbono.
Antes que la comida llegue al plato, los alimentos son transformados, embalados, transportados e implican un gran gasto de energía: según un estudio publicado en 2006 por el departamento de Geofísica de la Universidad de Chicago, en 2002 la producción de comida en Estados Unidos representaba el 17% del consumo de energías fósiles del país.
Pero según los principios simples de Stec y Cordero este índice podría modificarse "comiendo productos locales, obtenidos de un sistema agrícola orgánico, de estaciones y poniendo atención en el derroche, usando menos embalaje, comprando en cantidades grandes y cultivando uno mismo sus alimentos", contó Stec.
El consumo de carne también debe reducirse en el marco de este régimen. Según un informe de Naciones Unidas de 2006, la ganadería es responsable del 18% de las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero.
"En Estados Unidos, las vacas para consumir son alimentadas principalmente de maíz, un producto que genera gran cantidad de carbono. De hecho, su cultivo intensivo daña los suelos por lo que necesita muchos fertilizantes", explicó Cordero.
Distintos menús
Entre las recetas que proponen los autores de la dieta, cuyo libro saldrá a la venta en 2008, Laura Stec ofrece un menú de verduras de temporada asadas al té verde acompañadas de tofu, arroz entero al vapor y cebada o un crostini de buey criado libremente, aderezado con pimienta verde.
¿Será esta solución milagrosa? "El documental de Al Gore, que sensibilizó al gran público sobre el calentamiento climático, no habla de la comida ni del consumo. No obstante, algunas investigaciones han demostrado que nuestras elecciones alimenticias pueden tener un efecto similar que la compra de un auto híbrido o bombillas que ahorran energía", sostiene Cordero.
California es uno de los Estados que más se preocupa por los problemas del medioambiente y su característica mezcla de culturas lo ha educado en cuanto a diversidad alimentaria, por eso los creadores de la "global warming diet" se proponen convertir al resto de Estados Unidos, e incluso exportar su idea.
"Muchas personas tienen problemas de peso o están obsesionadas por la comida. Podemos entusiasmarnos por el placer de lo que comemos, pero la salud es un tema que nos preocupa mucho. Si sumamos a esto una perspectiva medioambiental, podremos convencer también a aquellos que dudan entre comer una hamburguesa barata y cereales completos con legumbres", apuntó el metereológo.
Según los autores "los productos de estación son más baratos, en cambio si queremos comer cerezas o tomates en diciembre, por ejemplo, tienen que ser importados desde Australia y trasladados en avión", apunta Laura Stec.
"No estamos preconizando nada estrafalario, es solo rescatar nuestras raíces cuando pongamos atención en nuestra alimentación, que lo apreciemos y que pasemos un poco de tiempo en prepararla por nosotros mismos", acota la cabeza culinaria de este régimen.