MOSCÚ.- Andrei Lugovoi, principal sospechoso del asesinato del ex espía ruso Alexander Litvinenko, culpó hoy a los servicios secretos británicos de estar implicados en el crimen y de haber intentado reclutarle para dañar la imagen del Presidente Vladimir Putin.
Inculpado el pasado 22 de mayo por la Fiscalía británica, que reclamó a las autoridades rusas su extradición, Lugovoi se defendió impetuosamente de las acusaciones durante una conferencia de prensa en Moscú.
"Una verdadera guerra, contra Rusia y contra mí, ha sido lanzada", aseguró el ex miembro de la 9ª oficina del KGB especializada en la protección de 'aparatchiks' y hoy día convertido en hombre de negocios.
Lugovoi es sospechoso de haber envenenado a su compatriota Litvinenko en Londres en noviembre de 2006.
"El envenenamiento de Litvinenko no pudo hacerse sin el control de los servicios secretos británicos", subrayó. Si no fueron éstos quienes lo mataron, "entonces se hizo bajo su control o con su beneplácito", acusó.
Interrogado sobre si cuenta con alguna prueba que demuestre la implicación "directa" de la inteligencia británica, respondió: "Sí, existen", pero se mantienen en secreto desde que se contactó con los servicios secretos rusos, alegó.
En Londres, la Cancillería británica declinó comentar estas acusaciones y se limitó a declarar que la muerte de Litvinenko responde a un "caso criminal" y no a un "problema de espionaje".
"Tras la conferencia de prensa de Andrei Lugovoi en Moscú esta mañana, está más claro que nunca que el Kremlin está detrás del asesinato de Alexander Litvinenko", estimó el multimillonario opositor ruso Boris Berezovski, exiliado en Gran Bretaña.
Según Lugovoi, Litvinenko, ex espía del FSB (sucesor del KGB) que se pasó a la oposición al Kremlin y se refugió en Londres, trabajaba para el MI-6, los servicios de inteligencia británicos.
"Incluso lo confesó él mismo. Sacha (Litvinenko) se unió primeramente (al MI-6) y después, siguiendo su consejo, Berezovski transmitió documentos del Consejo de Seguridad (ruso) y se convirtió también en un agente secreto" de los servicios británicos, aseguró el sospechoso.
Lugovoi aseguró que incluso él mismo fue blanco de un intento de reclutamiento por parte del MI-6: "Empezaron a querer reclutarme abiertamente en calidad de agente de los servicios británicos. Los ingleses me propusieron unir documentos comprometedores sobre el Presidente Putin y de miembros de su familia", dijo.
Según sus declaraciones, los británicos querían ofrecerle un "teléfono móvil inglés" y un libro de codificación de mensajes.
"No soy un James Bond ruso", resolvió.
Para el sospechoso, existen "tres versiones" sobre la identidad de quienes ordenaron el asesinato con polonio 210 de Litvinenko: los servicios británicos, Boris Berezovski, eminencia gris que durante mucho tiempo apadrinó el Kremlin bajo Boris Yeltsin (1991-1999), y la "mafia rusa".
En referencia a la "pista" Berezovski, Lugovoi sostuvo que Litvinenko disponía de "documentos comprometedores" sobre "actividades ilegales" en su contra y quería hacerle cantar después de que el multimillonario le "dividiera por tres" el "sueldo" que le pagaba.
Para la viuda del ex espía, Marina, las declaraciones de este hombre de negocios suponen "una vez más un acto de desinformación y provocación. Es una contradicción con lo que los rusos dijeron antes", declaró en París.
Alexander Litvinenko falleció el pasado 23 de noviembre en Londres a la edad de 43 años, tres semanas después de su envenenamiento con una sustancia altamente radioactiva y rarísima.
Lugovoi y su colega Dimitri Kovtun, igualmente presente en la conferencia de prensa, se habían reunido con el ex espía el 1 de noviembre, en un hotel londinense, donde Litvinenko consumió un té.
El sospechoso niega cualquier responsabilidad en el asesinato, a pesar de haber dejado rastros de polonio en varios lugares de la capital británica y en un avión en el que viajó.
Hoy afirmó que le habían "puesto" esta sustancia con "el fin de utilizarlo después" como pretexto "en un escándalo político".