CHIQUINQUIRÁ, Colombia.- Un primer grupo de 56 rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) indultado por el gobierno colombiano, salió hoy de la cárcel de la localidad de Chiquinquirá (centro), hasta donde había llegado el pasado viernes trasladado desde otras prisiones.
Los guerrilleros son parte de un total de 193 incursos en el proceso de excarcelación ideado por el Presidente Álvaro Uribe para presionar un gesto recíproco de las FARC con 56 secuestrados, incluida la franco-colombiana Ingrid Betancourt.
Los rebeldes abandonaron el penal en tres autobuses que los conducirán inicialmente a un aeropuerto militar de Bogotá, para luego ser llevados en avión a un centro vacacional del municipio de Chicoral, departamento de Tolima (centro).
Los insurgentes, que ayer formalizaron su renuncia a la lucha armada como condición del gobierno para recobrar la libertad, cumplirán en Chicoral el proceso para la reinserción a la vida civil.
El contingente, que salió a las 06:30 horas locales (11:30 horas GMT), es acompañado por unos 60 efectivos de la Policía, mientras que la vía fue militarizada y un helicóptero acompaña la caravana. Entre los indultados hay tres mujeres.
Los otros ex combatientes dejarán el reclusorio entre hoy y mañana, aunque entre 15 y 20 no podrán ser indultados debido a que los fiscales encontraron delitos dentro de sus procesos que no les permiten recibir el beneficio, por lo que el gobierno busca alternativas para excarcelarlos.
Además, tres de los originalmente llevados a Chiquinquirá renunciaron al beneficio por "razones de seguridad" y continuarán detenidos.
Uribe también excarceló ayer al llamado "canciller" de las FARC, Rodrigo Granda, acogiendo una solicitud del Presidente francés, Nicolas Sarkozy.
Granda, el miembro de las FARC de mayor rango que estaba detenido en Colombia, salió de prisión sin el compromiso de renunciar a las FARC, pero Uribe confió en que trabaje en favor del canje humanitario.
Sin embargo, en un comunicado difundo el domingo la guerrilla calificó como una "farsa" y un "anuncio demagógico" la liberación de rebeldes, a quienes tildó de "desertores que traicionaron a las FARC y no pueden ser objeto de ningún canje".
Asimismo, reiteró su exigencia de que el gobierno desmilitarice temporalmente una región de 800 km2 en el suroeste del país para realizar allí las negociaciones, a lo que el gobierno de Uribe se opone.