WASHINGTON.- Un juez estadounidense sentenció hoy al ex alto asesor de la Casa Blanca Lewis "Scooter" Libby a 30 meses de cárcel por mentir a un jurado sobre la filtración a la prensa del nombre de la ex espía Valerie Plame.
Libby fue acusado este año de mentir a un jurado sobre sus conversaciones con periodistas sobre la identidad de Plame, cuyo nombre salió publicado en la prensa en julio de 2003 después de que su marido criticara al gobierno estadounidense por la guerra de Irak.
El juez encargado del caso, Reggie Walton, afirmó al emitir su sentencia que "la gente que ocupa este tipo de posiciones, en las que tienen el bienestar y la seguridad de la nación en sus manos, tienen la obligación especial de no hacer nada que pueda causar un problema".
Además de los 30 meses de cárcel, Walton condenó a Libby, ex jefe de gabinete del vicepresidente Dick Cheney, a pagar una multa de 250.000 dólares.
Una vez que haya cumplido la pena, Libby quedará en libertad condicional durante dos años, según dictaminó Walton.
En un breve alegato antes de que el juez anunciara su decisión, el ex alto funcionario -que siempre ha reiterado su inocencia- pidió que no se le condenara a prisión. "Espero que este tribunal tenga en cuenta, además del veredicto del jurado, toda mi trayectoria", sostuvo.
Libby presentó en su apoyo varias cartas de diferentes funcionarios de la Casa Blanca y el Departamento de Estado, que recordaban la asistencia dada por este ex alto cargo durante la Guerra Fría y la Guerra del Golfo.
Por su parte, el fiscal especial asignado al caso, Patrick Fitzgerald, pidió una sentencia ejemplar en el caso y que se impusiera a Libby hasta tres años de cárcel.
"Tenemos que dejar claro que la verdad importa, y mucho", aseguró Fitzgerald.
El caso comenzó en 2003, cuando el columnista Robert Novak publicó en un artículo el nombre de Plame y reveló que había recibido la información de dos altos cargos de la Casa Blanca.
La filtración a sabiendas del nombre de un agente de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) en activo puede ser delito en Estados Unidos y Bush ordenó que se abriera una investigación sobre el caso.
Hasta el momento no se han presentado cargos contra nadie por la filtración en sí, que Plame y su esposo, el ex diplomático Joe Wilson, consideran que tuvo motivaciones políticas.