PEKIN.- Pekín llevará a cabo un simulacro para examinar su respuesta a una eventual “bomba sucia" durante los Juegos Olímpicos del próximo año, informaron medios estatales.
El departamento de sanidad de la ciudad, la brigada de bomberos, la de protección del medio ambiente y el centro de control de enfermedades tomarán parte en el simulacro el mes próximo, dijo la agencia de noticias Xinhua.
Añadió que se ha creado una “base médica nacional de incidentes de radiación y nucleares” en un hospital de la universidad de Pekín para tratar a víctimas de las llamadas bombas sucias, que son dispositivos con materiales radiactivos.
"Si Pekín es atacada ahora con una bomba sucia, somos capaces de facilitar más de 100 camas para los heridos", dijo Xinhua citando a un cargo clínico, Zhang Shulan.
Confiando en sus propias fuerzas de seguridad para los Juegos del próximo año, China cree que puede organizar unos Juegos seguros por una parte de los 1.800 millones de dólares pagados en 2004 en Atenas.
El martes la policía antiterrorista llevo a cabo un rescate simulado de rehenes masivo en la capital. En la espontánea operación “Great Wall IV", el equipo “rojo” liberó a 20 “atletas” tomados como rehenes por los “azules", que actuaban como terroristas.
Luo Gan, un miembro del Comité fijo del Buró Político que legisla China y jefe de la seguridad del país, siguió la operación a través de imágenes televisadas.
"Todas las regiones y todos los departamentos relevantes deben aumentar la conciencia de la situación global, incrementar la cooperación más cerca, reunir habilidades y capacidad mental a través de la nación, coordinar diferentes fuentes, e interconectar los trabajos de seguridad de los Juegos de Pekín para asegurar unos Juegos con éxito", dijo Xinhua citando a Gan.
China ha tenido algunos problemas con el terrorismo en los últimos recientes, aunque la policía dijo en enero que había matado a 18 personas en una redada en lo que describieron como un campamento terrorista en Xinjiang.
Las regiones del este son fronterizas de Asia Central, Pakistán y Afganistán y hogar de 8 millones de musulmanes, que han sido culpados de varios ataques bomba y asesinatos en China en la década de los 90.