WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, prometió una prohibición permanente para ingresar a Estados Unidos a los futuros inmigrantes ilegales, al renovar su presión por una reforma migratoria, tema central de su agenda de política interior.
Un paquete de reformas revisado fue reingresado al Senado en los últimos días, luego de que otro previo no lograra obtener el 7 de junio los suficientes votos para dar fin a los debates y avanzar a su aprobación final.
El colapso de la primera propuesta motivó una intervención personal del presidente, que se dirigió al Congreso para abogar por que el proyecto tuviera una segunda oportunidad.
En su presentación radial semanal, Bush reveló este sábado que en la propuesta revisada, quienes crucen la frontera de Estados Unidos ilegalmente no sólo serán deportados, sino que jamás tendrán permitido volver a ingresar a territorio estadounidense.
"Bajo este proyecto, quienes sean detenidos cruzando ilegalmente tendrán prohibido de manera permanente regresar a Estados Unidos con una visa de trabajo o de turista", dijo el mandatario.
Bush añadió que la nueva ley le dará prioridad a la seguridad fronteriza. La medida contiene 4.400 millones de dólares en asistencia a la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos para contratar más agentes, construir defensas adicionales, además de adquirir cámaras infrarrojas y otras tecnologías que contribuyan a interceptar a inmigrantes ilegales.
"Sólo después de que estas herramientas de seguridad estén en funcionamiento sin duda otras partes de la ley entrarán en efecto", señaló.
Esas "otras partes" incluyen un programa de trabajadores temporarios al cual podrán acogerse los inmigrantes ilegales actualmente en Estados Unidos solicitando una visa "Z" renovable y tras el pago de una multa.