BUENOS AIRES.- El gobierno argentino dispuso nuevos cortes de energía eléctrica para los grandes usuarios ante un fuerte aumento en la demanda provocado por una ola de frío, pero negó que el país padezca una crisis energética.
La medida, que afecta a unas 4.700 industrias, busca evitar que se produzcan cortes en el suministro a las casas de familia.
La Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA), el ente estatal que administra el sistema eléctrico, dispuso para las industrias un corte de energía de ocho horas diarias entre la tarde y la medianoche, en coincidencia con el horario de consumo más alto de los usuarios residenciales.
La medida, que se mantendrá al menos hasta el lunes, afecta también a los edificios de oficinas de las zonas céntricas, que deberán reducir la iluminación e interrumpir los ascensores.
"No me animaría a llamarla crisis", dijo el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, al diario "La Nación" de Buenos Aires.
"Crisis sería si no hubiéramos hecho nada para sostener el crecimiento. El problema se ha manifestado ahora porque hay una ola polar, que hace que la demanda domiciliaria crezca un 20 por ciento. Además tenemos problemas con las lluvias, hecho que ha afectado a las centrales hidroeléctricas", explicó Fernández.
Juan Carlos Lascurain, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), sostuvo que es necesario que toda la sociedad pague los costos de la falta de energía.
"Si el tema no lo toma toda la sociedad y si sólo la industria va a pagar el costo de todo esto, va a haber consecuencias que no son deseadas", dijo a una radioemisora.
"Lo que estamos viendo es que es una situación extremadamente difícil. Tenemos que saber cómo administrar la escasez, pero creemos que podría haber otras formas de ahorrar energía que no afecten a los hogares, y que implicarían ahorros de 1.200 o 1.300 megavatios", agregó.
Según analistas, las industrias que más perjudicadas se verán por los cortes de energía -que se suman a la escasez de gas- son la alimenticia, de neumáticos y textil.
Los analistas sostienen que los problemas en el sector energético son consecuencia del congelamiento de tarifas que ordenó el gobierno tras la crisis económica de 2002, lo que afectó la inversión en nuevas centrales generadoras de energía y en la expansión de redes.