Desde el miércoles, Brown ya no será más un aspirante. Ese día asumirá como Primer Ministro de Inglaterra.
EFELONDRES.- No tiene ni el carisma de Tony Blair ni su habilidad política, pero después de trece años a la sombra del líder, el eterno sucesor, Gordon Brown, ve cumplido finalmente su sueño.
En un congreso extraordinario en Manchester (norte inglés), Brown acaba de convertirse en el líder del partido del Blair, el hombre que más éxitos ha cosechado para el laborismo británico, con tres mandatos consecutivos.
Sin embargo, Gordon aún tendrá que esperar tres días para convertirse en Primer Ministro.
Era la crónica de una sucesión anunciada, porque hace mucho tiempo se sabía que Brown quería suceder a Blair y es algo que se daba por hecho desde septiembre pasado, cuando este último, acosado por sus críticos en el partido, se vio obligado a adelantar su marcha.
Nacido el 20 de febrero de 1951 en Glasgow, James Gordon Brown es hijo de un pastor protestante, de quien heredó sus sólidas creencias en la necesidad de una justicia social, combinadas con un sentido casi puritano de la rectitud.
Dicen que también forjó profundamente su carácter el accidente que sufrió cuando era joven jugando al rugby, que le hizo perder la visión del ojo izquierdo y que pudo haberle causado una ceguera total.
Superdotado intelectualmente, el futuro "Premier" ha tenido una vida caracterizada por conseguir pronto sus objetivos, salvo el de llegar al número 10 de Downing Street.
Con sólo doce años ya hacía campaña electoral para la asociación laborista local, cuatro años más tarde dieciséis comenzó sus estudios universitarios y al cumplir la mayoría de edad se afilió al partido. Con 27 años logró un escaño en la Cámara de los Comunes, donde compartía despacho con el hombre al que iba a quedar indisolublemente unido su destino, Tony Blair.
Eran las futuras promesas del laborismo: el carismático y popular Blair y el introvertido e intelectual Brown."Para él sólo existía la política", llegó a decir de él una antigua novia, la princesa Margarita de Rumania.
La súbita muerte en 1994 del entonces líder del partido, John Smith, desencadenó un reparto de papeles que ha marcado la historia reciente del laborismo británico.
Mediante el "pacto de Granita", llamado así por el nombre del restaurante del barrio londinense de Islington donde supuestamente se fraguó, Brown, que ya por entonces era el sucesor natural, aceptó ceder el puesto a su popular rival, a cambio de que éste le garantizase un control absoluto de la política económica
Y, según los aliados de Brown, a cambio también de que Blair le cediese el mando al cabo de cierto tiempo, lo que finalmente se producirá este miércoles.