WASHINGTON.- La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos evaluó en agosto de 1960 pagar 150 mil dólares a un mafioso italo-americano para asesinar al entonces líder revolucionario de Cuba, Fidel Castro.
Los documentos forman parte del reporte elaborado en 1973 conocido como “Las joyas de la familia” para el cual funcionarios de la CIA respondieron al pedido del entonces director de la agencia, James Schlesinger, de presentar detalles de operaciones que estuvieran en contra de los códigos internos.
Una de esas “joyas de la familia” fue precisamente la operación para montar un atentado estilo “mafioso” contra Castro, una iniciativa que comenzó con una reunión del agente Richard Rissell con el ex militar Sheffield Edwards, un especialista en ese tipo de operaciones clandestinas.
Robert Maheu fue el agente que la CIA designó para llevar a cabo la operación, que por su “extrema sensibilidad” sólo fue conocida por un pequeño grupo dentro de la agencia de inteligencia.
Maheu inició una serie de contactos, incluyendo la mafia de Chicago y visitando ciudades como Nueva York, Las Vegas y Miami, hasta llegar al mafioso Johnny “Guapo” Rosselli, un italiano que emigró a Estados Unidos en 1911, cuando tenía tan sólo seis años.
Maheu aclaró a Rosselli que “el gobierno de Estados Unidos no estaba, y no debería estar al tanto de esta operación", agregan los documentos desclasificados.
Rosselli “inicialmente no quiso verse implicado", pero propuso plantear la idea a un amigo suyo, Sam Gold, quien sugirió la idea de envenenar a Castro a través de píldoras en su bebida o comida.
Gold, quien “conocía a la gente cubana", propuso utilizar al agente cubano Juan Orta, un hombre con problemas financieros que estaba involucrado en los juegos de las apuestas, y tenía acceso al líder revolucionario cubano.
Según los documentos, Orta recibió “seis píldoras con un contenido letal potente", pero luego de varias semanas de intentos fallidos, el agente cubano se reportó enfermo y pidió quedar fuera de la operación.
La CIA decidió ponerle punto final a la operación tras el fracaso de la invasión de la Bahía de Cochinos, en abril de 1961.