LIMA.- Las lágrimas que según la prensa derramaron las congresistas Luisa Cuculiza y Martha Hildebrandt, dos de las más "duras" representantes del fujimorismo más "duro", se convertían hoy casi en un símbolo de la orfandad en que quedó ese sector político peruano tras la virtual deserción de su líder.
Según la prensa, las rígidas Cuculiza y Hildebrandt se encerraron a llorar en una oficina del Congreso, tras confirmarse ayer el anuncio de que el ex Presidente Alberto Fujimori, a quien defendieron con uñas y dientes durante años, es un flamante candidato al Senado de Japón, lo que en la práctica significa el fin de su estruendosa carrera política en el Perú, su país natal.
"Probablemente a partir de hoy el fujimorismo se dividirá entre quienes vestirán de luto por lo que han perdido y quienes sanarán su conciencia asumiendo que si ya fueron engañados tantas veces ya no pueden serlo más", anticipó el analista Juan Paredes Castro.
Aunque Fujimori logre su objetivo y resulte convertido en un poderoso senador japonés, o aunque vea frustrados sus planes y regrese extraditado a Perú para responder por delitos de lesa humanidad y corrupción, lo que ya está claro con su decisión es que en el momento definitivo priorizó su nacionalidad japonesa, al margen de las razones pragmáticas que haya tenido para ello.
Ese antecedente, teóricamente, lo hace impresentable para ese sector de peruanos que lo continuó apoyando pese a las evidencias de que en su gobierno (1990-2000) se violaron todas las normas, ya fuera con su participación directa -lo que lo hace cómplice y autor intelectual- o sin que se diera cuenta -lo que deja dudas de su habilidad como estadista.
El sector que sigue a Fujimori no es insignificante o al menos no lo era antes de confirmarse su postulación. La Alianza por el Futuro cuenta con 12 de los 120 parlamentarios, tuvo en la hija del ex Mandatario, Keiko, a la candidata individualmente más votada para el Congreso en las últimas elecciones, y goza de un respaldo nada desdeñable entre los sectores más pobres del país.
Según encuestas, cerca de 50% de los peruanos recuerdan con afecto al gobierno de Fujimori, que no sólo se caracterizó por corrupción y atropellos, sino también por contundentes golpes al terrorismo, ordenamiento y crecimiento económico, apoyo a programas de desarrollo local y creación de una vasta red de asistencialismo.
Aún más, los sondeos en las elecciones de 2006 le daban casi un 20% de intención de voto a una hipotética candidatura presidencial suya y lo situaban con posibilidades de pasar a una segunda vuelta, en la que sí sería contundentemente derrotado.
Eso les daba fuerza a los fujimoristas para soportar las arremetidas. Se sabe incluso que en círculos privados los seguidores del ex Mandatario confiaban en que la eventual extradición de su líder y su "martirización" le servirían ya no a él sino a su hija Keiko para convertirse en importante opción presidencial para 2011.
Ahora esos supuestos planes tendrán que ser repensados. Todos los analistas coinciden en que la fuerza de Keiko Fujimori obedece a su apellido y no a cualidades políticas propias, pues hasta ahora no las demuestra. Y ahora ese apellido quedó más desprestigiado al sumar a las manchas que ya había la de la virtual renuncia a la peruanidad.
El congresista y portavoz de Fujimori, Carlos Raffo, cuyos argumentos en defensa de su líder son calificados muchas veces de "pintorescos", dijo que para el fujimorismo es un orgullo saber que los servicios de su líder son pedidos por una gran potencia mundial.
Sin embargo, las lágrimas de Cuculiza y Hildebrandt no parecían contener mucho orgullo. De hecho, otro legislador, Santiago Fujimori, había anticipado que si su hermano aceptaba postular en Japón, "decepcionaría" a sus seguidores peruanos.
El periodista peruano radicado en Japón Percy Takayama, comentaba hoy desde Tokio que en ese país se da casi por hecho que Fujimori será elegido senador por el Nuevo Partido del Pueblo, una pequeña organización ultraderechista escindida del gobernante Partido Liberal Democrático. Así, una nueva carrera política para el ex Mandatario podría estar en ciernes, pero aún falta ver qué dice la Justicia chilena.
El 29 de julio, un día después de que cumpla 69 años, Fujimori se la jugará en las urnas japonesas. Teóricamente, su postulación no debe influir en el proceso de extradición, pero está claro que no será lo mismo tratar con un prófugo a quien más del 70% de los peruanos quiere ver procesado, que con un senador de un país poderoso y caracterizado por la firma defensa de sus connacionales.