WASHINGTON.- La Corte Suprema dio marcha atrás y accedió hoy a considerar si los detenidos en la base de Guantánamo pueden recurrir a los tribunales federales para apelar su confinamiento indefinido.
La decisión, anunciada sin un anexo explicativo, es un revés para el gobierno de George W. Bush, que había mantenido que según una nueva ley los tribunales de Justicia no tienen potestad de procesar esos casos.
En abril, el máximo tribunal rechazó un pedido similar aunque varios de sus miembros indicaron que podrían considerar otros argumentos. El tribunal no especificó por qué los jueces dieron marcha atrás.
Sin embargo, la semana pasada abogados de los detenidos presentaron una declaración de un abogado militar en la que describió lo inadecuado del proceso que el gobierno ha planteado como una alternativa a una revisión plena ante los tribunales civiles.
En febrero, un tribunal de apelaciones en el Distrito de Columbia ratificó una disposición clave de la ley que el gobierno de Bush promovió el año pasado en el Congreso, que despoja a los tribunales federales de su capacidad de oír los cuestionamientos de los detenidos a su detención.
El 2 de abril, la Corte Suprema rechazó el pedido de los detenidos de revisar el dictamen de febrero del tribunal de apelaciones.
Los detenidos entonces pidieron al tribunal que reconsiderase su medida.
Desestimar las peticiones equivaldría a privar a los prisioneros el derecho a una revisión expeditiva de su caso, argumentaron los abogados de los detenidos.
El gobierno pidió que se rechazaran los pedidos de los detenidos.
Muchos de los 375 detenidos han estado en Guantánamo cinco años.
En los últimos meses, el terreno principal de la batalla legal ha sido el tribunal de apelaciones del Distrito de Columbia.
El tribunal de apelaciones considera cómo manejar las objeciones de los detenidos a los tribunales militares que los designaron combatientes enemigos, carátula que los privaría de todos los derechos legales concedidos a los prisioneros de guerra.
La Casa Blanca considera cerrar Guantánamo y transferir algunos de los sospechosos que considere más peligrosos a una prisión en Fort Leavenworth, Kansas, y a otra de la Armada en Carolina del Sur.