BEIJING.- La tendencia a reducirse que experimenta desde hace tres décadas el lago de agua salada de Qinghai, el mayor de China, cambiará en 2016 debido al calentamiento global, según aseguraron hoy científicos.
El deshielo de glaciares en el Tíbet, unido a otros factores, hará que en los próximos años aumenten las precipitaciones en el oeste de China, donde está el lago y una de las zonas más áridas del país.
Estudios de la estatal Academia China de Ciencias constataron que en las últimas tres décadas el agua de las orillas del lago ha retrocedido unos 10 centímetros por año.
Sin embargo, los científicos aseguran ahora que no hay tal peligro, ya que el lago "estabilizará sus niveles de agua hacia el año 2016 y luego empezará a crecer hasta recuperar su nivel en 2030", en palabras de Li Shijie, del Instituto de Geografía y Limnología de la Academia China de Ciencias.
La sorprendente conclusión es el resultado de tres años de estudio por parte de Li y sus colegas, en los que se ha intentado adivinar el tiempo que hará dentro de 10, 20 y 30 años en el oeste de China, teniendo en cuenta las características del suelo y el aumento de las temperaturas en el planeta.
"El calentamiento global hará que los monzones del Océano Índico sean más fuertes, trayendo más lluvias", explicó Li.
De acuerdo con el experto, la previsión elaborada se basa en modelos climáticos seguidos desde 1960 hasta 2000 y es "bastante exacta".
Qinghai, llamado Kokonor por los mongoles y Cowenbu por tibetanos (en todos los casos significa "mar azul"), es el paraje natural más visitado de la provincia del mismo nombre, una de las más remotas del país y que hizo las funciones de "gulag" para presos políticos chinos durante la Revolución Cultural (1966-76).
Con unos 4.285 kilómetros cuadrados, es el hábitat de numerosos animales y plantas en peligro de extinción, y pese a que tal vez se resuelva el problema de su progresiva desaparición, todavía quedará por solucionar su creciente contaminación.