LONDRES.- La reina Isabel II y su marido, el príncipe Felipe de Edimburgo, no serán convocados por los oficiales que investigan la muerte de la princesa Diana en un accidente de tráfico en París en 1997, señaló hoy el juez a cargo del caso.
Michael Mansfield, abogado de Mohamed Al Fayed, padre del compañero de Diana que también murió en el hecho, había pedido el acuerdo de la soberana para intervenir como "testigo potencial" y el de su marido para "responder varias preguntas".
Pero el juez Scott Baker señaló que estas intervenciones no son "apropiadas ni necesarias" por el momento, durante una de las últimas audiencias preliminares celebradas en el Alto Tribunal de Londres, antes del inicio de la investigación judicial en octubre próximo.
Fayed está convencido de que Diana estaba embarazada de su hijo Dodi cuando falleció el 31 de agosto de 1997 y de que ambos fueron blanco de un complot de asesinato dirigido por el príncipe Felipe.
Bajo la ley británica, este tipo de investigaciones sólo pueden emplearse para establecer los hechos de una muerte, pero no pueden derivar en acusaciones ni condenas.
Un informe sobre el hecho realizado por Lord John Stevens, ex jefe de la Policía Metropolitana de Londres, concluyó el pasado diciembre que se trató de un accidente.
Según esa investigación, el chofer de la pareja, Henri Paul, sobrepasaba los niveles legales de alcoholemia en la sangre y circulaba a gran velocidad.