ISLAMABAD.- Trece personas murieron y al menos 71 resultaron heridas tras explotar hoy una bomba cerca de la Mezquita Roja, donde protestaba una multitud de estudiantes religiosos.
La explosión sucedió en un hotel cercano a la mezquita, que había sido ocupada durante horas por cientos de manifestantes que demandaban la vuelta de su clérigo, un religioso que apoya al Talibán. Fue poco después que la policía lanzó gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.
La mezquita había sido reabierta al público hoy, dos semanas después de un sangriento operativo del Ejército que desalojó a un grupo de milicianos atrincherados en el edificio y dejó más de 100 muertos.
Nadie se atribuyó de inmediato la responsabilidad del ataque, pero las autoridades sospechaban de los milicianos islámicos.
El testigo Amir Mehmood dijo que la explosión fue dentro del Hotel Muzaffar, localizado en un área de mercados a unos 800 metros de la mezquita. Manifestó que vio sangre, partes de cuerpos y trozos de uniformes de la policía de Punjab en el hotel.
Javed Iqbal Cheema, funcionario del Ministerio del Interior, expresó que 11 personas murieron en la detonación, entre ellas siete policías, y 43 resultaron heridas.
Kamal Sha, otro funcionario del Ministerio, indicó que los informes preliminares sugerían que fue un ataque suicida contra la policía.
Más temprano, la multitud había ocupado la mezquita y había forzado la salida de un clérigo designado por el gobierno para conducir las plegarias del viernes.
Los efectivos de seguridad no intervinieron cuando los manifestantes treparon al techo de la mezquita y arrojaron pintura roja sobre los muros.
Los manifestantes exigieron el retorno del ex clérigo Abdul Aziz —actualmente detenido— y gritaron lemas contra el Presidente, general Pervez Musharraf. Más adelante un clérigo asociado con un seminario vinculado con la mezquita condujo las oraciones.
Los manifestantes apedrearon un vehículo blindado de transporte y a docenas de policías frente a la mezquita. Después que desoyeron los llamados policiales de dispersarse pacíficamente, la policía lanzó gases lacrimógenos y la mayor parte de la multitud se refugió dentro del complejo donde está la mezquita.
Una voz que se oyó de un altavoz en la mezquita —donde un grupo reducido de estudiantes religiosos parece estar en control— instó a los manifestantes a no atacar a las fuerzas de seguridad, pero la situación seguía tensa.
Los enfrentamientos obstaculizaron los intentos del gobierno por reabrir la mezquita, que fue allanada por el Ejército el 10 de julio después que sus clérigos pro Talibán lanzaron una campaña intransigente islámica que había desafiado el control del gobierno en la capital.