TOKIO.- El primer ministro conservador de Japón, Shinzo Abe, responsable de la derrota histórica de su partido, continuaba negándose a dimitir este lunes, pero se comprometió a reestructurar a su impopular gobierno.
"Es un mal resultado. Nosotros aceptamos el juicio popular con seriedad y sinceridad", declaró Abe durante su primera conferencia de prensa desde el resultado de las elecciones senatoriales del domingo pasado.
La coalición gubernamental perdió casi la mitad de las bancas que disputaba, y el control del Senado, uno de los peores resultados de la historia de la derecha nipona, según las cifras oficiales publicadas este lunes.
Es la primera vez desde su creación, en 1955, que el omnipotente Partido Liberal Demócrata (PLD, derecha) de Abe no es la principal organización política en una de las dos cámaras del Parlamento.
"Sin embargo, es mi responsabilidad continuar mi misión de construir una nueva nación y hacer reformas", insistió Abe.
No hay nada que le obligue a partir, ya que el PLD goza hasta 2009 de una mayoría abrumadora en la Cámara de Diputados, que elige al primer ministro y tiene la última palabra en materia legislativa.
No obstante, Abe afirmó que llegado el momento apropiado --hacia principios de septiembre-- procederá a una reestructuración del gabinete, afectado por una serie interminable de errores y escándalos desde que entró en funciones, hace diez meses.
"Mi deber es nombrar a los miembros del gobierno. Los electores exigieron una reestructuración", reconoció Abe, agregando que "los puestos apropiados irán a titulares calificados".
En diez meses, dos de sus ministros tuvieron que dimitir debido a equivocaciones o malversaciones, y un tercero, involucrado en casos de corrupción, se suicidó. Por otra parte, el ministro de Agricultura, Norihiko Akagi, está acusado de haber falsificado facturas en el marco de sus actividades políticas.
El primer ministro, que defendió obstinadamente a ministros implicados, afirmó que endurecería la reglamentación sobre el dinero y la política.
Sus declaraciones no convencieron a los editorialistas de la poderosa prensa local, que este lunes pedía la partida del primer ministro o elecciones generales anticipadas.
"Considerando esta derrota histórica, la respuesta de los electores es clara. El gobierno no pasó la prueba de la credibilidad. El veredicto es sumamente severo y merece la renuncia del primer ministro Abe", afirmó el influyente diario de izquierda Asahi.
"Ahora que el primer ministro decidió permanecer en el cargo, debe disolver la Cámara de Diputados rápidamente y llamar al veredicto popular", opinó el Mainichi Shimbun.
Pero Abe ya descartó toda disolución de la cámara baja y legislativas anticipadas, corriendo el riesgo de provocar una crisis política.
Shinzo Abe es el primer jefe de gobierno nipón nacido después de 1945. Llegó al poder proponiendo dar vuelta la página después de la guerra y construir "una nueva nación". Deseaba continuar la revisión de la Constitución pacifista de 1947 y la refundación del sistema educativo.
En lo que respecta a la polémica reforma constitucional, el lunes Abe se mostró más prudente, y dijo estar abierto a "un gran debate nacional" en los próximos años.
No obstante, numerosos analistas atribuyen el golpe sufrido por Abe a su ignorancia de las preocupaciones cotidianas de los japoneses, como el empleo, el bienestar económico o el acelerado envejecimiento del archipiélago.
"El pueblo dijo 'no' al programa de Abe, que está centrado en la ideología, en lugar de la vida de todos los días", destacó el Mainichi.