KASHIWAZAKI, Japón.- La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) comenzó a inspeccionar hoy lunes la central nuclear de Kashiwazaki-Kariwa (centro de Japón), cerrada por tiempo indefinido tras un incendio y leves fugas radiactivas causadas por el terremoto de julio.
Los seis inspectores de la AIEA pasarán cuatro días en la central, la más grande del mundo, dañada el 16 de julio por un sismo de magnitud 6,8 en la escala de Richter cuyo epicentro se situó a nueve kilómetros de la instalación, a 250 km al noroeste de Tokio.
"Es nuestro primer día en la central. Se trata en principio de ver las instalaciones y lo que sucedió", declaró a los periodistas Philippe Jamet, el jefe de la delegación, antes de entrar al vasto complejo, equipado con un traje protector.
"Nuestro objetivo hoy es sacar lecciones del sismo que se produjo aquí y compartirlas con la comunidad internacional", agregó Jamet, director del departamento de seguridad de instalaciones nucleares de la AIEA, satisfecho de que Tokio tuviera "una buena reacción" al abrirles las puertas.
Tras haber dudado, Tokio finalmente invitó a la AIEA a inspeccionar la central con la esperanza de disipar los rumores alarmistas en el extranjero y de calmar las aprehensiones de la opinión pública japonesa tras el terremoto.
El incidente reavivó los temores recurrentes de los japoneses -traumatizados por los bombardeos devastadores de Hiroshima y Nagasaki- sobre la seguridad de la energía nuclear civil, en un país que sufre cada año un 20% de los sismos más violentos registrados en el mundo.
11 muertos y mil heridos
El terremoto del 16 de julio dejó 11 muertos, más de 1.000 heridos y destruyó millones de hogares en el departamento de Niigata.
La compañía Tokyo Electric Power (Tepco) reconoció que su central no estaba concebida para resistir a un sismo de tal magnitud.
Los expertos sospechan que el complejo nuclear está construido justo encima de una falla activa, e investigaciones geológicas están en curso para verificarlo.
Tras el terremoto, estalló un incendio en un transformador eléctrico y agua ligeramente radiactiva se volcó al mar de Japón, sin peligro para la salud, según Tepco y las autoridades japonesas.
Los reactores se detuvieron automáticamente como medida de seguridad, tal como estaba previsto.
"Las fugas radiactivas no afectaron el ambiente, pero es importante que el mundo lo sepa. Es por lo tanto importante que la investigación de la AIEA lo confirme", comentó el lunes el alcalde de Kashiwazaki, Hiroshi Aida.
El gobierno japonés formuló raras críticas contra algunos medios extranjeros, acusados de sensacionalismo, luego de que un equipo de fútbol italiano anulara una gira por Japón por miedo a sufrir radiaciones.
El sismo y los temores de radiactividad arruinaron completamente la temporada turística en la región de Kashiwazaki.
"La compañía de electricidad puede garantizar que todo está bien, pero eso no funcionará. Es necesario que una tercera parte verifique la seguridad y comunique a la gente lo que pasa", opinó Koichi Saito, gerente de un hotel situado junto a la central.
La delegación de la AIEA, que cuenta con especialistas en seguridad sísmica, permanecerá en el sitio hasta el jueves.
Los siete reactores de Kashiwazaki-Kariwa, de una potencia total de 8.212 megawatios, son una de las principales fuentes de electricidad de Tokio, donde las industrias fueron invitadas a ahorrar energía para evitar una crisis.