ROMA.- Los mensajes lanzados al mar en una botella han pasado de ser una práctica casi relegada al olvido a ser objeto de coleccionismo, como refleja la exposición que se inaugura mañana en Termoli, sur de Italia, con ochenta de estas misivas.
El organizador de la singular exposición es Roberto Regnoli, un médico italiano de 57 años que asegura que desde 2005 recopila los mensajes que recoge en sus paseos por la playa, junto a su perro Dago.
Su colección contiene desde el saludo de turistas extranjeros en una tradicional hoja de papel hasta unos calzoncillos donde un náufrago solicita auxilio y da su número de teléfono, aunque avisa que tiene "poca batería".
El surtido de mensajes de Regnoli se verá ampliado durante la exposición, abierta hasta el 13 de agosto, cuando abra la última botella encontrada hasta ahora y lea el mensaje que contiene.
A través de esta pasión, Regnoli ha podido encontrar a quienes, además de sus pensamientos, incluyeron en la botella la forma de contactarse con ellos.
Sus tres primeros hallazgos no están documentados porque "al principio era sólo curiosidad y los conservaba sin un motivo preciso", recuerda el médico.
Desde ese momento, los mensajes que encuentra son ordenados por la fecha de su hallazgo y clasificados después de tomarle fotografías.
En muchos casos el mensaje está escrito en un idioma que Regnoli no conoce y por ello pide la colaboración de quien visita su web www.messaggidalmare.com para ayudar a descifrar textos que "en su mayoría son de amor".
Para Regnoli, en la era tecnológica "aún quedan románticos" que, a través de un mensaje metido en una botella, "confían al mar sus pensamientos, bromas o aquello que no tienen el valor de decir".