LISBOA.- Los perros rastreadores de la policía inglesa localizaron un nuevo vestigio de sangre en el apart hotel donde se alojaba la familia McCann, donde desapareció hace 101 días la pequeña Madeleine, de cuatro años, según informa este domingo “Jornal de Noticias".
El rotativo indica que este nuevo resto, encontrado en las cortinas del recinto, se suma al hallado en la pared del dormitorio que ocupaba el matrimonio McCann y de esta forma, reforzando la teoría de que Madeleine pudo haber muerto en ese lugar el mismo día de su desaparición. Además, el periódico precisó que uno de los animales detectó olor a cadáver.
Ambos restos de sangre están siendo analizados en un laboratorio inglés para saber si pertenecen a Madeleine. Los resultados deberán conocerse entre mañana y el martes.
Esta nueva información coincide con la entrevista del portavoz de la Policía Judicial (PJ), Olegario de Sousa, en la televisión británica BBC, en la que por primera vez admite públicamente que Madeleine podría estar muerta ya que se obtuvieron pistas que podrían “indicar la posible muerte de la niña", afirmó.
A pesar del nuevo rumbo de las investigaciones, los padres de Madeleine, Kate y Gerry, publicaron en las últimas horas un nuevo vídeo sobre la pequeña en el que no incluyeron ningún comentario sobre las nuevas pistas que indican que su hija podría estar muerta.
En el nuevo vídeo que el matrimonio McCann colgó en Internet, (www.youtube.com/dontyouforgetaboutme), se abordan el tema de las diferencias entre las leyes que existen en los países sobre el rapto de niños.
Al son de la música “Don't you forget about me”, compuesta por los escoceses The Simple Minds, el padre de Madeleine habla del rapto de su hija y de lo raro que es que se produzcan este tipo de crímenes.
En tanto, Kate McCann, también participa en el vídeo, que dura alrededor de tres minutos y trece segundos, y en pocas horas ya ha recibido 1.689 visitas. En su intervención, la madre de Madeleine habla sobre lo difícil que les resultó hacer publicidad del caso y la posibilidad de que eso no fuese positivo.
"Obviamente, todo lo que hacemos tiene un lado arriesgado y es una situación horrible cuando se trata de nuestra propia hija, pero nosotros creemos que es mejor esto que quedarse de brazos cruzados", dice la madre de Madeleine, de 36 años y médico de profesión, según consignó Europa Press.