Natascha Kampusch, que voló a España para un especial de la cadena ORF y pasó su primer día del viaje junto al mar, ha dado pocas entrevistas y ha estado protegida tras un ejército de psiquiatras, asesores mediáticos y abogados.
La SegundaVIENA.- Un año después de escapar de su secuestrador, que la retuvo durante ocho años, la austriaca Natascha Kampusch dice que se siente cada vez más afectada por la suerte de su captor y tiene problemas para definir la amistad.
Raptada a los diez años cuando iba camino al colegio, Kampusch se vio forzada a vivir en un zulo bajo el garaje de una casa desde 1998 hasta su dramática huida en agosto de 2006, cuando se convirtió en una sensación mediática internacional.
Su captor, de 44 años, se suicidó después de que ella huyó.
"Siempre estuvo claro que sólo podía quedar uno de los dos y al final resulté ser yo, no él", dijo Kampusch, de 19 años, en extractos de una entrevista publicada en la página web de la cadena ORF que será difundida este lunes.
"Sentí un poco de pesar, de pena", dijo. "Todo lo que puedo decir es que cada vez siento más y más pena por él", añadió.
Kampusch pasó la mayor parte de su adolescencia en una pequeña celda sin ventanas, de la que pudo escapar cuando su secuestrador, Wolfgang Priklopil, se distrajo con una llamada de teléfono mientras estaba limpiando el auto.
"Hay mucha gente que abusa de la confianza de uno y eso es muy grave", dijo Kampusch. "Aún me cuesta definir la amistad", añadió.
La historia de su huida hacia la libertad, pero también su relación con Priklopil, con quien a veces iba a comprar y a esquiar, captó la atención de todo el mundo.
"Lo que me hizo se ha quedado más lejos, (pero) no desaparece, surge una y otra vez", afirmó la joven.
Kampusch ha estado ocupada poniéndose al día con sus estudios, aprendiendo a conducir y reintegrándose en la sociedad. Subraya la importancia de la privacidad por cuestiones emocionales.
"Rara vez, o casi nunca, me verán llorar, sollozar o derrumbarme en público. Eso lo saco en privado", añadió.
La joven explicó por qué se despidió del féretro de Priklopil tras su suicidio: "Le dije adiós y ¿por qué no habría de hacerlo?", dijo. "Fue importante para mí, porque la última vez que lo vi vivo fue cuando me dio la espalda y yo huí, pero sólo le dije adiós a su féretro, realmente no lo vi", agregó a ORF.
Kampusch se vio luego perseguida por fotógrafos y periodistas y recibió ofertas por los derechos de su historia para películas y libros.
Su mamá, que se divorció de su padre, publicó un emotivo libro sobre sus ocho años sin Natascha a principios de mes.
Pero hasta ahora Kampusch, que voló a España para el especial de ORF y pasó su primer día del viaje junto al mar, ha dado pocas entrevistas y ha estado protegida tras un ejército de psiquiatras, asesores mediáticos y abogados.