WASHINGTON/NEW ORLEANS.- El turismo vuelve a florecer en Nueva Orleans, al igual que la criminalidad. Allí donde vive e invierte la clase media, late la ciudad. El antiguo barrio negro de Lower Ninth Ward, en cambio, es un paisaje en ruinas.
Nueva Orleans sigue siendo un ciudad de dos caras, dos años después de que el huracán "Katrina" comenzara su ola destructora. Apenas 274.000 de los 455.000 habitantes han regresado. Muchos siguen viviendo en casas rodantes, esperando el pago de seguros e indemnizaciones.
Muchos habitantes de la ciudad del sur de Estados Unidos sienten que sus conciudadanos los han olvidado. Sin embargo, puntualmente el segundo día del aniversario comienza una especie de invasión de políticos.
No sólo viene el mandatario norteamericano, George W. Bush, sino también precandidatos presidenciales republicanos y demócratas. Un año antes de las elecciones, "Katrina" es ideal para el intercambio de munición política.
Se trata del fracaso de un gobierno en una catástrofe, de errores de las autoridades locales, de obstáculos burocráticos para los necesitados de ayuda, del lento pago de ayuda económica federal, pero también de las diferencias entre ricos y pobres, blancos y negros.
No por casualidad el demócrata John Edwards, frecuentemente calificado de populista en los medios, anunció su candidatura presidencial en Nueva Orleans.
Un vistazo al pasado: a fines de agosto de 2005 se gestaba sobre el Golfo de México un gigantesco huracán. El 29 de agosto "Katrina" comenzó un camino de destrucción que en los estados de Louisiana, Mississippi y Alabama dejó en ruinas un área del tamaño de Gran Bretaña.
Debido a las inundaciones y las fuertes lluvias, el nivel del agua en los diques de Nueva Orleans subió rápidamente. Los diques se rompieron en 53 puntos. El agua anegó el 80 por ciento de la ciudad. Sólo en Nueva Orleans se hallaron posteriormente 700 cadáveres. El huracán causó en total 1.836 muertes.
Con daños por hasta 100.000 millones de dólares (más de 70.000 millones de euros), "Katrina" se transformó en la catástrofe natural más costosa en la historia norteamericana.
Inolvidables son también las imágenes de televisión de decenas de miles, en su mayoría negros, que se refugiaron en el "Superdome" y luego vivieron miserablemente durante días en el estadio techado de fútbol en medio del caos, hasta que las autoridades brindaron ayuda.
Según la oficina de reconstrucción de Louisiana, el gobierno federal puso a disposición de los tres estados más afectados un total de 116.000 millones de dólares. Louisiana recibió 60.000 millones de dólares.
La semana pasada, la oficina solicitó al gobierno federal en Washington ser más flexible y menos burocrático en el pago de las últimas ayudas por miles de millones de dólares de dos cifras.
Dos años después del huracán, la oficina de reconstrucción muestra una imagen de auge. Aunque en el área de Nueva Orleans siguen faltando unos 100.000 empleos, en todo el estado se alcanzó un nivel de desempleo similar al que había antes del huracán. Agrega que el número de casas rodantes con gente sin techo descendió de 77.000 a 43.000. También la oficina de turismo celebra: el número de visitantes ha vuelto al 70 por ciento.
Lo que para la oficina de reconstrucción es una especie de éxito, para el alcalde Ray Nagin es más bien un gigantesco problema. Asegura que si un huracán vuelve a asolar Nueva Orleans no habrá salvación para decenas de miles de habitantes de viviendas de material ligero. Por eso quiere un cronograma para que los refugios de emergencia desaparezcan totalmente de la ciudad.
Muchos barrios, especialmente los de los afroamericanos, parecen cementerios urbanos, escribe "Los Angeles Times". Ahora Nagin quiere obligar por ley a los habitantes de las casas vacías y sin habitantes a renovarlas. Sin embargo, según medios locales muchos lo evitan porque la criminalidad están desbordada.
Según la policía han muerto 125 personas desde comienzos de año. El número de robos es un 75 por ciento superior en comparación con agosto de 2005.Debido al gran sufrimiento y los catastróficos daños, la Organización Meteorológica Mundial eliminó el nombre "Katrina" de la lista de nombres para huracanes y lo reemplazó por "Katia".