VIENA.- El Papa Benedicto XVI llamó a Europa a mantenerse fiel a sus raíces cristianas y crítica hacia sus errores, en un discurso pronunciado hoy, primer día de su viaje a Austria, en el que también condenó el aborto por ser "contrario a los derechos humanos".
El Pontífice transmitió este mensaje en la "Hofburg" de Viena ante las autoridades austríacas y el cuerpo diplomático, en la antigua capital del imperio austro-húngaro, donde están representadas numerosas organizaciones internacionales.
"Europa no puede y no debe renegar de sus raíces cristianas", que constituyen "un componente dinámico de nuestra civilización para avanzar en el tercer milenio", afirmó.
Benedicto XVI también recalcó que "el concepto de los derechos humanos" ha sido "formulado, por primera vez" en Europa, y agregó que "el derecho humano fundamental, la presuposición para todos los otros derechos, es el derecho a la vida".
"Como consecuencia, el aborto no puede ser un derecho humano, es lo contrario", estimó el Pontífice.
Haciendo alusión a la legislación austríaca que permite el aborto por motivos médicos vinculados al feto o a la madre, pidió a los responsables políticos que no toleren que se confiera a los fetos el atributo de enfermos.
También les instó a adoptar medidas favorables a la familia y "reformas estructurales en los ámbitos sanitario y social" para acompañar a los moribundos, como alternativa a la eutanasia, que condena.
Por otro lado, Benedicto XVI se felicitó por el camino hacia la unidad de Europa "después de los horrores de la guerra y las experiencias traumatizantes del totalitarismo y de la dictadura".
"Aunque la unidad política está en camino, todavía tiene que lograrse, en parte, en el espíritu y en el corazón de las personas", afirmó.
"La 'casa Europa' será un lugar agradable para vivir sólo si se construye sobre una base cultural y moral de valores comunes que provienen de nuestra historia y nuestra tradición", estimó.
Tras elogiar "el modelo de vida europeo", resultado de la unión entre "la eficacia económica y la justicia social", mencionó, sin más precisiones, las críticas justificadas a algunas instituciones europeas".
El Papa mencionó los "terribles errores" que sufrió Europa en el pasado y, sigue sufriendo hoy en día, con la "degeneración de la tolerancia en indiferencia privada de referencias a valores permanentes".
Hizo un llamamiento a "la capacidad de autocrítica" de Europa por la que se distingue "en el vasto panorama de las culturas mundiales".
Por último, urgió a la Unión Europea a "desempeñar un papel de liderazgo en la lucha contra la pobreza y en el compromiso a favor de la paz", con una mención especial a África, el sida y Medio Oriente.
Ante la imparable globalización, el Papa estimó que los políticos tienen el deber de establecer normas y límites para que no se haga a expensas de los pobres y en detrimento de las generaciones futuras.