CIUDAD DEL VATICANO.- El Vaticano reiteró hoy que es obligatorio suministrar alimento y agua, por vías naturales o artificiales, a los enfermos, incluso si se encuentran en "estado vegetativo permanente", en un documento publicado hoy.
El documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, aprobado por el Papa Benedicto XVI, es una respuesta a algunas preguntas de la Conferencia Episcopal estadounidense.
Los obispos estadounidenses preguntaban, después de algunos casos que se produjeron en el país (entre ellos, aunque sin citarlo, el de Terry Schiavo), si era moralmente obligatorio suministrar alimento y agua, por vías naturales o artificiales, a los pacientes en "estado vegetativo".
El ex Santo Oficio contestó que "suministrar alimento y agua, incluso por vía artificial, es, en principio, un medio ordinario y proporcionado para la conservación de la vida y, por lo tanto, es obligatorio".
"De ese modo se evita el sufrimiento y la muerte derivados de la inanición y la deshidratación", añade el documento.
La segunda pregunta se refería a si la alimentación asistida puede ser interrumpida en los casos de "estado vegetativo permanente", cuando los médicos competentes juzgan con certeza moral que el paciente jamás recuperará la conciencia.
En este caso, la Iglesia católica afirmaba que "un paciente en 'estado vegetativo permanente' es una persona, con su dignidad humana fundamental, por lo cual se le deben los cuidados ordinarios y proporcionados que incluyen, en principio, la administración de agua y alimentos, incluso por vías artificiales".
El Vaticano explica que a veces para expresarse a favor de la renuncia a la alimentación e hidratación de estos pacientes, se invoca un discurso del Papa Pío XII dirigido a los participantes en un Congreso de Anestesiología el 24 de noviembre de 1957.
Sin embargo, el ex Santo oficio asegura que Pío XII en su discurso se refería al uso e interrupción de las técnicas de reanimación y no a la alimentación artificial para pacientes en estado vegetativo.
En el documento se asegura que "el suministro de agua y alimento generalmente no impone una carga pesada ni al paciente ni a sus familiares".
Y que "no conlleva gastos excesivos, está al alcance de cualquier sistema sanitario de tipo medio, no requiere de por sí hospitalización y es proporcionada a su finalidad: impedir que el paciente muera por inanición y deshidratación".
Respecto a los pacientes en "estado vegetativo permanente", la Iglesia Católica reconoce que son una tremenda "carga" para sus parientes, ya que necesitan asistencia continua por espacio de meses e incluso años.
Pero advierte que "no es lícito abandonar a su propia suerte a los pacientes cuya atención ordinaria imponga una carga considerable para la familia, dejándolos morir".
Para apoyar su respuesta, la Congregación para la Doctrina de la Fe enumera una serie de documentos y discursos de Juan Pablo II en los que se expone la posición de la Iglesia Católica sobre la eutanasia.
En estos se explica que "es lícito tomar la decisión de renunciar a unos tratamientos que procurarían únicamente una prolongación precaria y penosa de la existencia", pero "sin interrumpir los cuidados normales debidos al enfermo en casos similares".
"La alimentación y la hidratación, aún artificialmente administradas, son parte de los cuidados normales que siempre se le han de proporcionar al enfermo cuando no resultan gravosos para él: su indebida suspensión significa una verdadera y propia eutanasia", añaden.
En el discurso de Juan Pablo II a un grupo de obispos de los Estados Unidos el 2 de octubre de 1998, el Pontífice afirmó que "era inaceptable interrumpir" la alimentación asistida.