DUBLIN.- Los abogados de Kate y Gerry McCann, sospechosos de la desaparición de su hija Madeleine, recibirán asistencia legal de la defensa del único acusado del atentado de la ciudad norirlandesa de Omagh (1998), informa hoy el rotativo "Irish News".
Según ese diario, el entorno de los McCann contactó con la firma Kingsley Napley, de Belfast, después de que fuentes próximas a la investigación señalaran esta semana que la policía portuguesa había establecido una correspondencia del 88 por ciento entre el ADN de Madeleine y el encontrado en el maletero de un coche alquilado por la familia casi un mes después de su desaparición.
La reunión entre ambas partes tendrá lugar la próxima semana en Belfast, según confirmó hoy el bufete norirlandés.
Uno de sus letrados, Peter Corrigan, explicó al citado rotativo que su trabajo consistirá en "demostrar la poca fiabilidad" de la técnica que se cree se aplicó en los análisis del ADN de la pequeña.
Ese método, conocido como "Número de Copia Bajo de ADN" (LCN DNA, sus siglas en inglés), no es aceptado, por ejemplo, en Estados Unidos, como prueba en procesos judiciales dada su escasa fiabilidad.
Cuando los científicos disponen de pequeñas cantidades de material orgánico para determinar su ADN, explicó el abogado, recurren al LCN, pero es habitual que aquellas sean contaminadas por la proximidad del ADN de otras personas o por substancias de otros artefactos.
Ese es el principal argumento de la defensa en el juicio del norirlandés Sean Gerard Hoey, acusado del asesinato de 29 personas, dos de ellas españolas, en el atentado perpetrado el 15 de agosto de 1998 en Omagh por el IRA Auténtico, una escisión del IRA opuesta al proceso de paz en Irlanda del Norte.
Durante el proceso, la acusación explicó que los análisis genéticos de todos los artefactos explosivos, excepto dos, relacionados con los cargos presentados contra Hoey, demostraban que éstos fueron elaborados con la misma marca de temporizadores (TPU) y por la misma persona.
No obstante, la defensa logró crear dudas después de que los expertos forenses reconociesen que había perdido algunos de esos temporizadores y que otro recuperado en la escena del atentado de Omagh podría haber sido contaminado.
Aunque el proceso finalizó el pasado enero, el juez instructor no ha dictado aún sentencia.