JERUSALÉN.- La policía israelí impuso hoy estrictas medidas de seguridad en la ciudad vieja de Jerusalén con motivo de los servicios religiosos del viernes, el tercero del mes de Ramadán, tras la muerte de doce palestinos en operaciones del Ejército en Gaza.
Centenares de agentes policiales controlan desde esta mañana el abigarrado casco antiguo de la ciudad, donde se hallan la mezquita sagrada de Al Aksa y el santuario de Omar o “domo de la roca".
Según fuentes palestinas, diez milicianos islamistas y dos civiles han perdido la vida en las operaciones del Ejército israelí en la franja de Gaza desde el pasado miércoles, mientras que más de 30 residentes resultaron heridos.
El viceministro israelí de Defensa, Matán Vilnaí, afirmó anoche en declaraciones a la radio pública que “la única forma de parar el terrorismo es combatirlo", en alusión al disparo por parte de los palestinos de cohetes Al Kasam contra localidades del sur de Israel.
Por su lado, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, que se encuentra en Nueva York para la Asamblea General de la ONU, exhortó a la comunidad internacional a “detener la matanza de palestinos por el Ejército de ocupación de Israel” en la franja de Gaza, bajo control de Hamas.
En prevención de posibles tumultos, la policía de Jerusalén impide el ingreso a las explanadas de la mezquita de Al Aksa a palestinos de Cisjordania y Gaza y sólo podrán orar hoy los musulmanes residentes en Jerusalén y en Israel.
Tampoco podrán acceder a los santuarios islámicos los menores de 45 años entre quienes desde temprano están llegando hasta las puertas de entrada a las explanadas donde el pasado viernes, el segundo del mes de Ramadán, oraron sin incidentes 60.000 personas.